domingo, 5 de agosto de 2012

Santificado: Veintidos

La alternativa

Me quedo en casa al día siguiente, no voy al colegio. Ángela me dice para ir a su casa cuando ya es la salida de clases, pero tengo algo más que hacer. Iré a ver a Peter. Él está compitiendo en una carrera de equitación en un estadio cerca a mi casa, así que me dirijo para ahí. Pago la entrada y me siento en las tribunas. Sé que no debería de estar ahí, lejos de casa, cuando nadie más sabe dónde estoy. Pero quiero ver a Peter.

Intento concentrarme en el juego pero no puedo. Desde ayer que me he sentido perdida en mi propia culpa y siento como si me estuviera ahogando. Dejé que Thiago me bese, aún puedo sentir sus labios, su esencia. Pienso que esta no soy yo. No puedo ser la clase de chica que se besa con otro chicos cuando su enamorado es aquel fuerte, increíble, grandioso, amoroso, honesto, completamente gracioso, sexy y lindo chico.

Al ver competir a Peter, al escuchar su nombre, al verlo tan hermoso, sucio, sudoroso, tan lindo y grandioso, se me llenan los ojos de lágrimas. Thiago puede tener razón, nos pertenecemos. Es difícil de negarlo, él es mi propósito, al menos gran parte de éste. Pero Peter es mi elección, lo amo y ese sentimiento no se va a ir. Quería una respuesta y ya la tengo, o al menos algo parecido. Ahora debo irme antes de que me vea llena de culpa.

Empiezo a salir entre la multitud, empiezo a bajar las escaleras, pero cuando estoy casi por terminar de bajar, alguien grita fuerte el nombre de Peter. Una chica y eso hace que me detenga. Lleva puesto un traje formal, una blusa blanca con jeans y botas. Por su espalda caen sus rulos largos y rojos. Está mirando a Peter con esa luz en sus ojos que me marea. Siento que la conozco, hay algo familiar en ella…hasta que me acuerdo. Ella es Alexia, la chica que Peter llevó a la fiesta de promoción el año pasado.

No lo hagas Mar, me digo a mi misma. No leas su mente. Pero, lo hago. Siento lo que ella siente y no me gusta. Porque ella también piensa que él es hermoso. Peter hace que sus palmas suden y su voz tiemble. Pero él siempre es lindo con ella, lo que es muy raro en un chico tan guapo. Ella recuerda haber bailado con él, su palma áspera y callosa mientras una de sus manos estaba entre la suya y la otra en su cintura. Ella escribe su nombre en los márgenes de su cuaderno en la clase de español. Hay un millón de cosas que le quieres decir: me gustas.

Aún así, ella sabe que es una fantasía. Él nunca la ha visto, ni siquiera la nota ahora mismo. Si tan solo la podría ver.

- ¡Muéstrales lo que tienes, Pitt! – chilla, dándole ánimos

Me alejo de ella, sintiéndome mareada. La observo y noto que es bonita. Con cabello rojo, pero de verdad, no como el mío. Y también hace equitación, es una chica regular, común. A Peter le gustan las de cabello rojo y a ella le gusta él. Si nunca me hubiera aparecido en el colegio el invierno pasado, tal vez él la hubiera notado en la fiesta de promoción. Hubieran hablado y Peter la terminaría llamando Zanahoria. Ella es como la alternativa saludable de mí.

No puedo respirar así que me alejo hacia la salida. Ahora más confundida que nunca. 

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