Hay muchas cosas que el sueño no me preparó. Como ver el
cuerpo de mi madre tan recto y de cera, recostado en el cajón. Le pusieron
mucho maquillaje, se ve como una muñeca de plástico. Hermosa, pacífica, pero no
ella misma. O el funeral en sí, la parte de la misa. Sentada en la fila de
enfrente, junto a Stefano y Emi, a pocos pasos del cajón de mi madre. Mi padre
no ha venido y parte de mí se siente traicionada por eso. Él debería de estar
aquí, pienso. Pero ahora sé que está en un lugar mejor, literalmente. Con mamá.
Peter está en la iglesia. Él viene hacia mí después del
servicio, se sitúa en frente de mí con sus manos entrelazadas, viéndose
perdido. Miro sus ojos, el corte en su mejilla, sus nudillos rojos.
- Estoy aquí – dice – te equivocaste, estoy aquí
- Gracias – digo – pero no vengas al entierro. Por favor,
Peter. No vengas. Sam estará ahí y está molesto, y no quiero que salgas
lastimado,
- Quiero estar ahí – protesta
- Pero no lo estarás, porque te estoy pidiendo que te alejes
– susurro
Le diría lo mismo a Cande, que no vaya al cementerio, pero
ya sé que ella no me va a escuchar. Porque ella está ahí, en mi visión, todo el
tiempo.
- Por favor. No vengas
Duda, luego asiente y se va de la iglesia. Así que
finalmente, luego de un día que pareció más largo que nunca, salgo del auto en
el Cementerio Aspen Hill. Parpadeo en el resplandor del sol, tomo un gran
respiro y empiezo a caminar. Hay un dolor en medio de mi pecho que hace que
tenga ganas de cortarme el corazón, pero no le hago caso, porque no hay otra
opción más que poner un pie delante del otro.
Stefano está delante de mí y todos también. Toda la
congregación, cada uno de ellos. Es gracioso que mi sueño se convirtió una
ironía, Peter no está aquí no porque estaba muerto o porque alguien lo estaba
reteniendo, simplemente es porque yo le dije que no venga. Es ahí cuando el
dolor empieza a aumentar. Este es, mi destino. El momento crucial y estaba
destinada a hacerlo sin Peter. Se siente tan mal que me cuesta respirar.
Alguien toma mi mano, Thiago, como sabía que iba a ser.
Y este, me doy cuenta, es el momento de mi decisión, lo que
mi visión me había estado advirtiendo. Puedo romper todo aquí, quitar mi mano
de la suya, decirle que no lo necesito. O puedo aceptarlo, puedo enfrentar lo
que hay entre los dos y continuar. Es una decisión tan grande que siento que no
es justo pensar en eso ahora. Pero, con él sosteniendo mi mano, tocando mi
piel, el dolor en mi pecho disminuye. Es como si tuviese la habilidad de tomar
parte de mi dolor, se siente mucho mejor a su lado, más fuerte. Y él está
dispuesto a tomar ese dolor, él quiere estar conmigo. Puedo verlo en sus ojos,
soy más que una tarea para él, soy más que la chica de sus sueños, soy más que
eso.
- Puedes hacer esto
– susurra en mi mente y no sé si habla sobre mi mamá o sobre otra cosa
Encuentro sus ojos y aprieto su mano con más fuerza.
- Vayamos – le digo
en su mente – la gente está esperando
Y, juntos, seguimos caminando. Los rezos son dichos y el cajón
es bajado hacia el suelo, dejando caer la tierra encima de él. La gente se va y
nos deja a mí, Stefano, Thiago y Emi de pie, frente a lo que fue el hueco. Es
ahí cuando siento a Sam, su tristeza no está relacionada a su separación de
Dios o por ir en contra de su designio, sino porque finalmente está aceptando
que ha perdido a mi mamá para siempre. Y yo sé exactamente qué hacer.
Suelto la mano de Thiago y me alejo del lugar, hacia la
esquina del cementerio.
- ¿Mar? – me llama
Thiago, alarmado
- Quédate ahí. Está
todo bien, no abandonaré la tierra santificada
Llamo a Sam y él me encuentra. No puede llorar, no es parte
de su anatomía, y odia el no poder hacerlo.
- Aquí – digo
Intento quitarme el brazalete de mi muñeca, uno antiguo de
mi madre. Él me mira, sorprendido.
- Tómalo – le digo
Él estira su mano, con cuidado de no tocarme. Suelto el brazalete
y él cierra sus dedos alrededor de este.
- Yo le di esto a ella – dice - ¿cómo tú…?
- No lo hice. Sólo estoy poniendo esto a mano por tu oreja
Luego me volteo y camino de regreso a mi familia, y no miro
atrás. Sam sigue de pie ahí, como si se hubiese convertido en piedra. Regresamos
a casa y pasa lo que menos espero, encontrar a la policía en la puerta.
- ¿Qué sucede? – pregunta Emi
- Necesitamos hablar con Stefano – dice uno de los policías -
¿eres tú? – pregunta, mirando a mi hermano
Stefano se pone pálido. Emi, como siempre, está calmada.
- ¿Por qué? – pregunta Emi, con su mano en la cadera
- Porque él puede saber sobre el incendio del año pasado. Tenemos
razones para creer que él puede haber estado involucrado. También queremos
echar un vistazo a la casa, si no le importa
- ¿Tiene alguna orden? – pregunta Emi
- No, señora – responde el oficial, avergonzado
- Bueno, yo cuido a Stefano y él acaba de regresar del
funeral de su mamá. Sus preguntas pueden esperar. Ahora, ustedes dos, que
tengan una linda tarde - luego, cierra
la puerta – bueno, este puede ser un problema – agrega, mirando a Stefano
- Que me pregunten – dice mi hermano, encogiéndose de hombros
– no me importa, puedo decirles. Yo lo hice
- ¿Tú qué? – parte de mi sospechaba, pero aún así estoy
sorprendida
- Era mi propósito – dice – estuve soñando aquello desde que
nos mudamos. Se supone que yo tenía que empezar el fuego
- Ahora, veo, ese es un problema – dice Emi, frunciendo el
ceño – ustedes dos quédense dentro durante la noche, ¿de acuerdo? Tengo que
hacer un par de llamadas
- ¿A quién? ¿La congregación tiene un abogado? – pregunta Stefano,
sarcásticamente
- Sí, de hecho – dice Emi, sin dejo de humor
- Lo que sea – dice mi hermano – estaré en mi habitación – es
lo último que dice antes de desaparecer
Emi ingresa a la oficina de mi madre y yo aprovecho para ir
a la habitación de Stefano.
- Sabes, sería más fácil para ambos si dejaras de odiarme por
diez minutos – digo, cuando me fulmina con la mirada
- ¿Ese es tu consejo de hermana?
- Sí. Soy mayor y más sabia. Así que deberías escuchar. Y mamá quería que estuviéramos los dos
juntos – susurro esto último en su mente
Pero él no hace caso y sigue haciendo una maleta,
aparentemente para el gimnasio.
- Stefano…¿qué hice para que me odies tanto?
- Sabes lo que hiciste
- No. Quiero decir, sí, supongo que fui bastante egoísta el
año pasado, sobre mi propósito y eso. No estaba pensando en ti
- Sí claro
- Lo siento. Si te ignoré o quité la atención sobre ti porque
yo estaba enfocada en mi propósito. No sabía sobre el tuyo, te lo juro. ¿Pero,
no crees que también merezco una disculpa?
- ¿Por qué? – demanda
- Ya sabes…
- No. Dime
- ¡Tú iniciaste el incendio!
- Sí, probablemente vaya a la cárcel de menores
- Stefano…
- Esto es bastante conveniente para ti, ¿verdad? Porque ahora
me vas a echar la culpa. Si no hubiese iniciado el incendio, Peter hubiese
estado a salvo y tu cosa con Thiago se hubiese ido, y hubieses sido la pequeña ángel
de sangre buena que completó su propósito, ¿verdad?
- ¿Estás seguro que era tu propósito?
- ¿Estás segura sobre el tuyo?
- Está bien, suficiente. Pero en serio, no lo entiendo. No
tiene sentido. Pero si dices que tuviste las visiones sobre ello, y que era lo
que se supone que debías de hacer, te creo
- ¿Tienes idea de lo difícil que fue? – casi está gritando –
las cosas locas que pasaron por mi cabeza, podía estar matando gente con ese
incendio. Pero aún así lo hice. Hice mi parte y luego tomaste libertad con tu
propósito – bajo mis ojos y miro mis manos
- Si no lo hacía, Peter hubiese muerto
- Estás tan equivocada que es patético – dice Stefano, más
calmado – como usualmente
- ¿Qué? Stefano, estuve ahí, lo salvé. Si no me hubiese
presentado, él hubiese…
- No. Él no hubiese muerto. Él no hubiese muerto, porque yo
lo hubiese salvado – se ríe – Dios, estaba loco esa noche, buscándolo. Él no
estaba donde se supone que debió de estar, como en las visiones. Pensé que lo
había malogrado todo de alguna manera, pensé que estaba quemado. Hasta que me
rendí y llegué a casa y te vi en la entrada con Thiago. Dije, al menos ella
cumplió su propósito. Luego me pasé todas las noches agonizando en cómo se vería
tu cara cuando te enterarás que Peter estaba muerto
- Dios, Stefano
- Así que ya ves – continúa, después de un minuto – pensaste que
había malogrado tu propósito, ¿verdad? Pero la verdad es que, si hubieses
seguido tu visión, si hubieses confiado en el plan, luego tú y Thiago hubiesen
cumplido las cosas en el bosque, y Peter hubiese estado perfectamente a salvo,
y todo hubiese marchado bien. Pero en lugar de eso tuviste que irte y malograr
todo para los dos
No digo nada, sólo salgo de su habitación y cierro la puerta
de un portazo. En mi propio cuarto me recuesto en la cama y observo la ventana
vacía y siento como el dolor va abriéndose en mi pecho.
- Lo siento – susurro aunque no tengo idea a quien le pido
perdón, sólo sé que es mi culpa y lo siento
- No seas dura contigo
misma – dice Thiago en mi mente, apareciendo de pronto en mi ventana
- También malogré las
cosas para ti – le recuerdo
- No, no lo hiciste. Sólo
cambiaste las cosas – dice, sacudiendo su cabeza
Abro la ventana y salgo hacia la noche fría.
- Tienes que mantenerte fuera de mi cabeza – digo, mientras
me siento al lado de Thiago. No debe de ser gracioso para ti, siempre
encontrando mis profundos secretos oscuros
- No son tan oscuros – se encoge de hombros
- Mi vida es una telenovela
- Una verdadera telenovela adictiva – dice antes de colocar
su brazo alrededor de mis hombros
Me acerca hacia él y lo dejo. Cierro mis ojos.
- ¿Por qué me quieres, Thiago? Estoy jodida
- Todos estamos jodidos. Y te ves muy linda mientras lo haces
- Detente – hay un silencio – gracias – agrego
Nos sentamos ahí por un momento, sin hablar. Y de pronto,
milagrosamente, hay lágrimas en mis ojos.
- Extraño a mi mamá
Los brazos de Thiago se envuelven a mí alrededor. Inclino mi
cabeza en su hombro y no dejo de llorar.
Nooo!!!! quiero a peter!! más!
ResponderEliminarPobre peter =/
ResponderEliminarque malo stefano deberia perdonar a lali loo que hizo fue por amor
suponia que el designio de stefano tenia que ver con el incendio por eso estaba asi ese dia
sube mas :)
aaaaaaa quiero q este con peter no con thiago !!!!
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