viernes, 23 de marzo de 2012

Dejando Paradise: Dieciséis

Lali

Hoy día vi a Peter en el colegio. Ya están corriendo rumores sobre cómo es que él obtuvo los cortes en su rostro; pero ninguno de ellos es cierto. Después del colegio, subo al bus para ir a la casa de Julia, y me siento al lado de Peter, al fondo. Él no me mira. Cuando bajamos, ambos caminamos al lado del otro, no como siempre – cuando él iba detrás de mí. Es como si hubiese un entendimiento entre los dos. Soy la única, además de Jaime y sus amigos, que sabe como Peter obtuvo sus cortes. La pelea de ayer me asustó, y definitivamente fue un combate entre ellos y nosotros. Es decir, yo estaba del lado de Peter, formaba parte de su equipo. Y, como no teníamos oportunidad de ganar, llamé a la policía, para protegernos porque era imposible ganarles.

Así que ahora es otro día de trabajo en la casa de Julia; pensé que trabajaríamos juntos, pero Peter está cumpliendo con el trato: él no me habla y trabaja en el mirador mientras yo me encargo de plantar. Cuando me siento un poco cansada, ingreso a la casa para tomar un vaso de agua; antes de abandonar la cocina, lleno un vaso para Peter también y se lo dejo en el jardín. Unos minutos después, me provocan unas galletas y recuerdo haber dejado el plato en el ático. Así que subo al mismo.

La puerta se cierra de golpe y yo doy un salto por el susto. Peter está de pie en el ático conmigo con el vaso de agua en la mano.

- Dios mío!
- No voy a hacerte daño Lali, solo quería agradecerte por el agua y…bueno….sé que no es fácil trabajar juntos, pero aprecio que no me hayas botado.
- No puedes irte – digo
- ¿Por qué no?
- Porque esa puerta se pone candado automáticamente
- ¿Estás bromeando, verdad? – niego con la cabeza, intento no entrar en pánico
- Mierda – dice Peter, luego de intentar abrir la puerta
- Tú y yo, en la misma habitación. Esto se supone que no debe pasar
- Lo sé – digo
- Podríamos gritar el nombre de la señora Julia. Ella está durmiendo afuera, pero –
- Ella nunca nos va a escuchar; tiene pésima audición. Cuando se levante, la escucharemos y gritaremos hasta que se rompan nuestros tímpanos
- ¿Estás diciendo que estamos aquí encerrados? – asiento – mierda
- Ya lo dijiste – le informo
- Sí, bueno, esto apesta – dice, mientras se pasa la mano por el pelo y por su ropa – estar encerrado se ha convertido en el tema de mi vida – murmura - ¿cuánto tiempo debe pasar hasta que se despierte? – me encojo de hombros
- Puede ser media hora, pero a veces duerme por una hora o más, como ayer – tomando un gran respiro, se sienta en el suelo, contra uno de los muebles
- Deberías tomar asiento, también – dice
- Le tengo miedo a las arañas
- ¿Todavía?
- ¿Recuerdas eso de mí?
- ¿Cómo puedo olvidarme? Tú y Rochi me usaban para ser su asesino de arañas – dice y lo miro - siéntate – me ordena – le voy a dar a Julia dos horas para que nos libere, sino rompo la puerta

Ninguno de los dos dice nada por un largo tiempo; el único sonido es el de nuestras respiraciones y el de la casa.

- ¿Te dio miedo la cárcel? – pregunto, rompiendo el silencio
- A veces
- ¿Cómo cuándo? ¿Qué te hicieron? – me volteo y lo miro
- Sabes, eres la primera persona que me pregunta por detalles
- Lo admito, he escuchado los rumores. Sospecho que la mayoría es mentira
- ¿Qué escuchaste? – me muerdo el labio, nerviosa de contarle
- Veamos…. Que tuviste un enamorado en la cárcel….te uniste a una banda….intentaste escaparte….golpeaste a un chico que después tuvo que ser hospitalizado….¿continúo?
- ¿Y, crees en alguno?
- No. ¿Por qué? ¿Es verdad? – recuesta su cabeza contra el mueble y toma un gran respiro
- Estuve en una pelea y me mandaron solo a una celda – cubre sus ojos con sus palmas – estuve solo por treinta y seis horas. Dios, no puedo creer que esté hablando de esto contigo
- ¿Te dieron comida y agua? – él ríe
- Sí, si te dan comida. Pero, duermes en un pedazo de cemento y un inodoro es tu compañía
- Al menos estuviste solo – digo – yo tuve que esperar a que alguien traiga un balde de plástico para que pueda ir al baño mientras estuve en el hospital. Luego tuve que quedarme ahí mientras me limpiaban. Fue muy humillante
- ¿Los doctores te han dicho si vas a poder caminar sin cojear?
- No lo saben. Tengo que ir a terapia física, dos veces a la semana, hasta que me vaya a España
- ¿España?

Le explico por qué estoy trabajando con Julia y porque sueño con irme de Paradise, así puedo alejarme del pasado.

- Yo no podía esperar para volver a casa – admite – volver acá significaba estar libre, dejar de estar encerrado
- Eso es porque eres Peter Lanzani. La gente siempre te va a aceptar. La única cosa que evita que sea una perdedora antes, era el tenis y Rochi. Ahora, he perdido ambas, no tengo nada más que miradas humillantes y comentarios de gente que no me gusta oír – Peter se pone de pie y da unos pasos
- Volver a casa apesta, pero dejar Paradise es evadir la responsabilidad, escapar
- Para mí – le digo – dejar Paradise significa libertad. Me siento encerrada en este pueblo, donde todos me recuerdan lo perdedora que soy ahora – Peter se arrodilla y acerca su rostro al mío
- Tú no eres una perdedora. Mierda, Lali, tú siempre sabías lo que querías e ibas por ello
- Ya no – le digo la verdad – cuando me atropellaste, una parte de mí, murió 

1 comentario:

  1. Me encanta, me encanta. Estos dos son únicos, son tan lindos! Mas nove! Ah Y otra vez gracias por el mail!

    ResponderEliminar