lunes, 26 de marzo de 2012

Dejando Paradise: Veintidós

Lali

- ¡Lali! – grita la señora Julia. Peter me mira apenado
- Supongo que es una señal de que tengo que regresar al trabajo – dice, y se va de la cocina

Me quedo de pie, sosteniendo medio limón en mi mano. Estoy sin palabras, emocionada….Peter quiere estar dónde yo estoy, pienso. Este no es cualquier chico, es Peter Lanzani, el chico con el que siempre he soñado, por casi toda mi vida. El chico que solía observar por mi ventana solo para pensar cuándo sería el día en que estaría en la misma habitación que él. Y, también es el chico que me atropelló con su auto y me dejó tirada en la calle. Pero, cuando lo miro a los ojos, puedo asegurar que no es el mismo Peter que solía conocer. El antiguo sólo se preocupaba por sí mismo. Nunca pensé que él se preocuparía por el mundo y su alrededor. ¿Mi corazón ha empezado a perdonarlo?

Me escapé la noche anterior porque nuestro beso fue perfecto. Siempre había soñado cómo sería. Con temor a que él no me quiera besar de nuevo, o se ría o… que algo cambie lo perfecto que fue, me fui.

Cuando el bus nos deja en nuestra parada, le pregunto a Peter si quiere venir a casa.

- ¿Tú mamá está? – pregunta
- No, hasta dentro de una hora – él se encoge de hombros
- Bueno, entonces vamos

Lo guío hacia mi casa y hacia mi habitación

- Mi mamá se volvería loca si se entera que estuviste aquí, en mi habitación….los dos solos
- Sí, la mía también – dice - ¿quieres que me vaya? – sonrío
- No

Se trata que nosotros tomemos nuestras propias decisiones, no que nuestros padres lo hagan. Peter estudia mi cuarto, los colores de la pintura y las cosas que tengo. Agarra un par de guantes rojos de box que estaban colgados en mi cama.

- ¿Tuyo?
- Los conseguí cuando estuve en el hospital – le cuento – ya sabes, para que me acuerde de pelear – sonríe
- Estoy cansado de pelear, de revivir el accidente – lo dice más para sí mismo, como si fuera un pensamiento privado que quiere compartir conmigo
- Yo también – digo, quitándole los guantes - ¿por qué estás aquí? – le pregunto, luego de unos segundos. Él sacude su cabeza
- No lo sé – remueve su pelo con una de sus manos – Dios, sé que esto es una locura y que debo mantenerme lo más lejos posible de ti, pero….cuando estoy cerca de ti, es cuando finalmente puedo sentir las cosas. Ayer por la noche me mantuve despierto pensando en abrazarte y sostenerte hasta que todo el dolor se vaya. Como si te necesitara para estar bien. Pensé que era Belén, que ella me hacía olvidar. Pero, eres tú. Tú. ¿Acaso eso no es una locura? Porque si tú me dices que lo es, te voy a creer.
- No es una locura – tartamudeo y luego lo abrazo lo más fuerte que puedo y él me imita
- ¿Algún día podrás perdonarme? – pregunta con su voz tiembla

Una sola lágrima recorre mi mejilla. No sé exactamente en qué momento pasó, pero algo ha cambiado; yo lo he hecho. Y creo que es porque finalmente he dejado ir el pasado. Estoy lista para vivir de nuevo.

- Ya te he perdonado Peter – le digo

Nos quedamos abrazados por un tiempo largo; como si yo quitara su dolor y él, el mío. Antes, estaba confundida….sobre lo que sentía por él, cómo me sentía con el accidente. Pero, cuando él me abraza, dejo ir todos los sentimientos de traición que he estado sosteniendo todo el año pasado.

Cuando él se aparta, lo escucho sollozar, y observo mientras se limpia los ojos con la parte de atrás de su mano.

- Tengo algo en el ojo
- Está bien llorar, Peter. No le voy a decir a nadie – miro hacia mi ropero, dónde está escondida mi raqueta de tenis – yo lloro bastante
- ¿En serio? Bueno, yo voy a cambiar eso – él ya lo hizo
- Mi madre va a llegar a casa en cualquier momento – digo, mientras lo miro fijamente a los ojos
- Mejor me voy – asiento
- Está bien

Él se acerca, tan cerca que puedo sentir su corazón latiendo contra el mío. Aguanto la respiración cuando se inclina hacia atrás y coloca su palma en mi mejilla. Ligeramente acaricia mis labios con su dedo, trazando mi labio superior e inferior mientras mueve su dedo a través de ellos.

- Tienes labios suaves – dice
- Tú ya sabes que soy, eh, no tan experimentada besando – digo, tímida, antes de mirar al suelo, rompiendo el contacto – digo, no soy como Belén en ese sentido. Probablemente estés acostumbrado a las chicas que saben lo que hacen, y yo soy nueva en esto y realmente me siento muy avergonzada, porque no sé si lo estoy haciendo bien o mal o…..perdón, me estoy sintiendo una tonta con todo esto
- No iba a besarte
- ¿No? – lo miro

Claro, él no lo iba a hacer; qué estúpida. ¿Por qué querría besarse conmigo cuando puede estar con alguien que realmente sabe lo que hace, alguien que no es responsable por mandarlo a la cárcel?, pienso

- No. La próxima vez que te bese, voy a tomarme mi tiempo, y tú dijiste que tu mamá está llegando a casa en cualquier momento – asiento y él se muerde el labio inferior – no, la próxima vez que te bese va a durar un montón, pero montón de tiempo. Y cuando terminemos, te vas a dar cuenta que no se trata de experiencia

No hay comentarios:

Publicar un comentario