domingo, 25 de marzo de 2012

Dejando Paradise: Veintiuno

Peter

No pude dormir la noche anterior, cosa que no es nada nuevo porque cada noche está llena de inquietud. Pero, ayer no eran las pesadillas sobre mí en la cárcel lo que me levantaba, o la noche del accidente. Estaba reviviendo lo que había pasado hace unas horas atrás. Besar a Lali fue la cosa más estúpida que hice en mi vida. Pero, ver sus ojos tristes y vulnerables me hizo quererla más de lo que he querido en mi vida. Anoche, verdaderas emociones estaban flotando; todo era honesto y me sentí tan yo.

Mientras me alisto para ir al colegio, pienso en nuestra conversación después del beso. Ella estaba nerviosa, pude notarlo por el temblor de sus labios contra los míos. Ella había cerrado sus ojos y se había pegado a mi cuerpo mientras nuestros labios se conectaban. Juro que nunca había estado tan emocionado. Cuando me alejé, ella tenía una mirada de preocupación como si le fuera a decir lo mal que besaba.

No puedo creer que haya pasado, me había dicho.

No sabía siquiera cómo responder. Todo lo que recuerdo es un sentimiento de estupidez recorriendo mi cuerpo, y preguntándome qué mierda hizo que bese a la chica que debería evadir a toda costa. Pero, estar a su lado me hacía sentir tan bien, que no podía resistirlo. Habíamos pasado por muchas cosas, nuestras vidas estaban destrozadas y estábamos estancados juntos, en esta telaraña. Lo enfermo es que, no quiero salirme de ella.

Lali es frustrante, está confundida, molesta…y tararea ridículos tonos cuando está trabajando en la casa de Julia. Me encanta cuando se quita el pelo de su rostro cuando trabaja, o cuando mira a la señora Julia mientras ésta le explica cómo plantar las semillas…y cuando ella no tararea, resisto las ganas de decirle que continúe.

Contrólate Peter. Después que la besaste, ella corrió lo más rápido que pudo.

Ok, así que después que la besé ella me dejó en el árbol preguntándome cómo es que me metí en ese lío. Por mucho que la quiera, no puedo tenerla. Debería escribirle una carta y colocarla en su locker, disculpándome por la noche anterior.

Me siento en mi mesa y saco un pedazo de papel.

Lali, siento lo de ayer por la noche. Peter

La leo de nuevo y me suena estúpida. La boto al tacho y empiezo otra.

Lali, si te asusté ayer por la noche, lo siento. Fue un beso que no significó nada. Peter

La arrugo apenas termino de escribir ni nombre. Porque sí significó algo. Los besos de Belén son más vacíos que una flauta. Y, mierda, no siento haberme acercado a Lali. Quise besarla y aún lo deseo. Está bien, me gustaría que ella dijese algo como: Intentémoslo de nuevo, pero ella corrió lejos de mí. Controlándome, me preparo para llegar temprano al colegio e intentar olvidarme de Lali y la noche anterior.

Mi día pasa normal hasta que toca la clase de computación. Lali está sentada al frente, sus ojos concentrados en la pantalla. Ella ni siquiera se da cuenta cuando yo ingreso. Esperaba tener alguna señal de ella, de que todo estaba bien entre los dos, pero no obtengo nada de nada. Bueno, sí obtengo algo – Belén. Ella me ha estado dando sus mejores sonrisas seductoras todo el día, prometiendo cumplir todas mis fantasías. Poco sabe que mis fantasías son con una chica que se rehúsa a mirarme.

Me dirijo hacia la parada del bus después del colegio, intentando sin mucho éxito, no ser sorprendido si Lali se sienta al frente, en lugar de a mi lado. Me siento solo en la parte de atrás y noto la blusa rosada de Lali y sus jeans claros mientras sube. Su largo cabello cubre parte de su rostro, como si quisiera esconderlo de mi vista. Pero, se sienta a mi lado y el bus arranca; suelto un suspiro. Estar en el colegio me está estresando: los profesores me miran, los chicos también…todos me miran excepto Lali.

Observo nuestras rodillas, casi tocándose, jean con jean. ¿Ella siente el calor que transfiere su cuerpo al mío?  ¿Acaso se da cuenta de lo que me produce? Lo sé, lo sé, no soy virgen y el pequeño roce de una chica en mi rodilla me está volviendo loco. Ni siquiera sé lo que siento por Lali, solo sé que algo siento. Es algo que intentando evadir y negar hasta ayer, cuando la sostuve entre mis brazos mientras sus lágrimas chocaban en mi polo.

Dios, nuestras rodillas tocándose no es suficiente. Necesito más. Ella está moviendo los dedos de sus pies como si no supiera qué hacer con ellos. Quiero tocarla, ¿pero, qué pasa si se aparta? Nunca he sido tan idiota con una chica. Me muerdo el labio mientras deslizo mi mano un poco cerca de la suya. Ella no se inmuta, así que la muevo más cerca. Y, más cerca. Cuando la punta de mis dedos tocan su muñeca, ella se congela. Pero ella no quita la mano.

Dios, su piel es tan suave, pienso mientras mis dedos trazan un camino desde su muñeca hasta sus nudillos y luego, hacia sus uñas pintadas. Juro que tocarla de esta forma me está volviendo loco. Es más erótico, más intenso que otras veces con Belén. Me siento extraño y sin experiencia como un principiante. Miro al frente; todos los demás están alejados de la intensidad de las emociones que recorre en la parte de atrás del bus.

Cuando miro de nuevo hacia nuestras manos, estoy feliz que ella no haya quitado su mano. Como si escuchara mis pensamientos, ambos volteamos nuestras manos al mismo tiempo, palma contra palma….dedo contra dedo. Su mano se entrelaza con la mía. La hace ver más chiquita y sensible. Siento la necesidad de protegerla y ser su héroe, en caso necesite uno. Estoy agarrado de la mano con Lali Esposito.

No voy a pensar en lo mal que está porque se siente muy bien. Ella me ha estado evadiendo, no me ha mirado, pero ahora ella voltea su cabeza y nuestros ojos se encuentran. Dios, ¿cómo es que nunca noté lo largas que eran sus pestañas y cómo sus pupilas marrones tienen líneas doradas que brillan cuando el sol las ilumina?

El bus se detiene de pronto y yo miro por la ventana. Es nuestra parada. Ella se debe de haber dado cuenta porque quita su mano y se pone de pie. La sigo por detrás, aún emocionado. Llegamos a la casa de la señora Julia; puedo oler la esencia de las galletas mientras ingresamos a la casa.

- Oh, estoy tan contenta que estén aquí – dice Julia – entren a la cocina. Tengo…. – la señora se asoma a la sala de estar, viéndonos a mí y a Lali - ¿afuera hace calor?
- La verdad, no – digo
- ¿Entonces, por qué están sonrojados? – pregunta, levantado las cejas. Dios. Lali se encoge de hombros y se va a la cocina
- Soy un chico. Yo no me sonrojo – respondo
- Ah ja – dice ella

Después de comer las galletas, voy afuera. Mientras trabajo, observo de vez en cuando a Lali, arrodillada en el suelo y plantando las semillas con las instrucciones de Julia. Cuando la anciana toma su siesta, escucho que Lali tararea mientras yo trabajo en el mirador. Pero, cuando ella se detiene, miro alrededor y Lali ya no está. Entro a la casa. La encuentro sacando limones del refrigerador. La observo mientras los corta y los exprime en un recipiente.

- ¿Me estás siguiendo? – pregunta, pero no me mira
- Sí – digo
- ¿Por qué?
- ¿La verdad?

Me mira, sus cejas levantadas. Le doy la respuesta más honesta y verdadera que tengo:

- Tú estás dónde yo quiero estar

1 comentario:

  1. Me mato de amor!! Solo eso! Ah si sabes donde encuentro uno para mi te lo agradecería!! Besos

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