lunes, 12 de marzo de 2012

Dejando Paradise: Uno

Peter

He esperado un año para este momento. No todos los días tienes la oportunidad de salir de la cárcel. Sólo en el juego de Monopolio, dónde lanzas los dados tres veces y esperas a que el número se repita, o pagas lo exigido y eres libre. Pero aquí, en el Departamento de Corrección Juvenil (DCJ) en Illinois, no existen esa clase de juegos.
Por cierto, no es tan duro y difícil como suena. La división juvenil es dura, pero no es como el DC adulto. Seguro te preguntas por qué he estado encerrado todo el año pasado. Fui acusado de atropellar a una chica con mi auto mientras manejaba borracho. Fue un accidente de choque y fuga (dato curioso, aquí en Perú, muchos chicos hacen esto en las fiestas; cuando se besan con una chica y después desaparecen del mapa), lo que enojó completamente al juez. Agregó tres meses más a la penalidad.

- ¿Peter, estás listo? – me pregunta Juan, el guardia de la celda
- Sí, señor – he estado esperando trescientos y diez días para esto. Mierda. Estoy listo

Respiro profundamente y sigo a Juan hacia la sala dónde el comité me evaluará. Los otros chicos de mi celda ya me habían enseñado cómo comportarme. Sentarme derecho, mirarlos con remordimiento, actuar educadamente, y toda esa clase de cosas. Pero, a decir verdad, ¿cómo puedes confiar en chicos que aún no se conocen a sí mismos, por completo? Mientras Juan abre la puerta hacia la sala de evaluación, mis músculos empiezan a retorcerse y me siento sudoroso. Quizás no estoy listo después de todo.

- Por favor, siéntate Peter – ordena una mujer mayor, que utiliza anteojos y tiene una mirada rígida

Juro que la escena parece sacada de una mala película. Siete personas sentadas detrás de una mesa larga en frente de una silla de metal, que está sola; como lo estoy yo. Es ahí donde me siento.

- Cómo sabrás, estamos aquí para evaluar tu habilidad para abandonar este lugar y empezar tu vida como un ciudadano libre
- Sí señora – digo – estoy listo para irme

Un hombre grande, que seguramente hará el papel del “policía malo”, alza su mano.

- Esperen, más lento. Tenemos una serie de preguntas que hacer antes que tomemos nuestra decisión – Dios mío, ahora qué
- Lo siento – “chico malo” revisa mi expediente, pasando página tras página
- Cuéntame acerca de la noche del accidente

La única noche de mi vida que quiero borrar de la historia. Respirando profundamente, digo:

- Estaba tomando en una fiesta. Manejé de regreso a casa, pero perdí el control del auto. Cuando me di cuenta, ya había atropellado a una persona, me asusté y regresé a la fiesta
- ¿Conocías a esa chica? – las memorias llenan mi mente
- Sí, señor. Mariana Esposito….mi vecina – no agrego que era la mejor amiga de mi hermana gemela
- ¿Y, no saliste del auto a verificar si tu vecina estaba herida? – me muevo en mi silla
- Supongo que no estaba pensando claramente
- ¿Supones? – otro miembro del comité pregunta
- Si pudiese volver el tiempo atrás, juro que lo haría y cambiaría todo

Me hacen más preguntas por otra media hora y yo hago un esfuerzo para responder- ¿Por qué estaba tomando alcohol si soy menor de edad? ¿Por qué ingresé al auto estando borracho? ¿Por qué dejé la escena del accidente? No sé si estoy diciendo lo correcto, lo que me pone al borde del abismo. Sólo estoy siendo yo mismo….Peter Lanzani, un chico de diecisiete años. Si me creen, tengo la oportunidad de ser liberado pronto. Si no….bueno, comeré comida horrible por otros seis meses más y continuaré durmiendo con convictos.

- ¿Cómo sabemos nosotros que no va a volver a suceder esto? - el “policía malo” me mira directamente. Yo me siento derecho en la silla y dirijo mi mirada a cada uno de los miembros
- Sin ofender, pero no quiero regresar de nuevo aquí. Cometí un grave error, uno que me acosa día y noche desde que estoy aquí. Sólo….déjenme ir a casa

Por primera vez en mi vida, estoy tentado a denigrarme. En lugar de eso, espero otra pregunta.

- Peter, por favor, espera afuera mientras tomamos nuestra decisión – dice la mujer de los anteojos

Y se termina. Tan simple como eso. Espero fuera, en el pasillo. Usualmente no soy un chico que se debilita con la presión, y definitivamente, el año pasado (en la cárcel) me ha dado una pieza invisible de armadura que me protege. Pero esperar a que un grupo de extraños decidan mi destino, es más de lo que puedo soportar.
- No te preocupes – me dice Juan – si no los ganas, puede que tengas otra oportunidad en un par de meses
- Genial – murmuro y Juan se ríe

Espero media hora para que alguien salga de la sala y me dé una señal de lo que pasará después. ¿Libertad o más tiempo de cárcel? Estoy cansado de estar encerrado en mi celda toda la noche. Estoy cansado de dormir en una cama de porquería, dónde los pedazos de metal me hacen daño en la espalda. Y, estoy cansado de ser observado las veinte y cuatro horas del día, por guardias, personal, cámaras, y otros.

- Peter, estamos listos – la señora de los anteojos abre la puerta

Ella no está sonriendo. ¿Es esa una mala señal? Me pongo de pie y Juan me golpea suavemente en la espalda. ¿Acaso él sabe algo que yo no? El suspenso me está volviendo loco. Me siento de nuevo en la silla de metal. Todos los ojos se posan en mí.

- Todos acordamos que tus acciones el año pasado, relacionadas al accidente merecían un castigo – lo sé. Realmente lo sé – pero creemos que fue un accidente que no debe repetirse nunca. Tú has demostrado un liderazgo positivo con los demás, y has trabajado duro en tus trabajos aquí. El comité ha decidido liberarte y que termines tu sentencia con ciento cincuenta horas de servicio comunitario - ¿Eso significa lo que creo?
- ¿Liberarme? ¿Eso es igual a abandonar este lugar? – le pregunto al “policía malo”
- Te vas a encontrar con tu asesor mañana por la mañana. Él arreglará tu tarea de servicio comunitario y reportará tu progreso
- Si arruinas todo, tu asesor puede solicitar al juez traerte de nuevo aquí para terminar tu sentencia. ¿Me entiendes? – me dice otro miembro, que me apunta con un dedo
- Sí, señor
- No le damos descanso a los repitentes. Regresa a casa, sé un ciudadano modelo, termina tu servicio comunitario, y ten una vida buena y limpia
- Lo haré – digo

Cuando regreso a mi celda, el único ahí es el nuevo chico. Él tiene doce años y sigue llorando todo el tiempo. Tal vez debió pensar dos veces antes de enterrar un cuchillo en la espalda de una niña que no quiso ir con él a un baile del colegio.

Mañana saldré de esta mierda. No más terapias de grupo. No más amigos de celda. No más comida asquerosa. No más limpieza de baños.

Mañana, me voy a casa.

6 comentarios:

  1. Él tiene doce años y sigue llorando todo el tiempo. Tal vez debió pensar dos veces antes de enterrar un cuchillo en la espalda de una niña que no quiso ir con él a un baile del colegio.

    ESO ME PRECIO TAN CRUEL xD
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  2. Él tiene doce años y sigue llorando todo el tiempo. Tal vez debió pensar dos veces antes de enterrar un cuchillo en la espalda de una niña que no quiso ir con él a un baile del colegio.

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  3. Él tiene doce años y sigue llorando todo el tiempo. Tal vez debió pensar dos veces antes de enterrar un cuchillo en la espalda de una niña que no quiso ir con él a un baile del colegio.

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  4. Él tiene doce años y sigue llorando todo el tiempo. Tal vez debió pensar dos veces antes de enterrar un cuchillo en la espalda de una niña que no quiso ir con él a un baile del colegio.

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  5. Él tiene doce años y sigue llorando todo el tiempo. Tal vez debió pensar dos veces antes de enterrar un cuchillo en la espalda de una niña que no quiso ir con él a un baile del colegio.

    ESO ME PRECIO TAN CRUEL xD
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