jueves, 29 de marzo de 2012

Dejando Paradise: Veinticinco

Lali

Estoy tarareando la canción que mi madre me cantaba al llevarme a la cama cuando era pequeña, en esas épocas donde tenía miedo a la oscuridad y no quería dormir. La vida era menos complicada en ese entonces: mi padre vivía en casa y el único trabajo de mi madre era ser eso: una madre. Ahora ella trabaja como mesera y está teniendo citas. Bueno, esa última parte es mi culpa. Pero, gracias a Peter, lo estoy sobrellevando.

La primera noche que me besó, fue mágica. Ya estaba lista para ser amiga de él, y olvidarme de nuestra relación platónica, cuando de pronto se volvió algo más que eso. Cuando estoy con él, no pienso en mi cojera, solo lo bien que se siente compartir con alguien, conversar y besar. ¿Me estaré enamorando de nuevo de Peter? No lo sé. Estoy tan nerviosa y asustada de terminar lastimada de nuevo, que estoy manteniendo una pared invisible en mi corazón para que esté protegido.

Después del trabajo, hemos estado bajando del bus dos cuadras más allá así podemos tener unos minutos adicionales para estar juntos. Desafortunadamente, hoy día él tenía una cita con un jefe del departamento de correcciones. Dijo que era importante, así que espero que salga todo bien. Ya lo perdoné por el accidente. Hace dos días, él intentó tocar el tema, diciendo que tenía que decirme algo importante sobre ello; pero, yo lo corté con un beso y promesas de perdón.

El viento sopla y las hojas empiezan a caer; es el final del verano. Mientras planto las semillas para Julia, pienso en el invierno, en cómo tendrán que sobrevivir hasta el próximo verano. Mis pensamientos son interrumpidos al igual que mi tarareo, cuando siento que Julia está a mi lado.

- Estás muy alegre
- Solo tengo cinco semillas más que plantar antes de terminar – le digo
- Eso es bueno – dice y levanta su cabeza al cielo – el clima está cambiando, ya siento el frio
- Yo también

Después que termino con la última semilla, nos sentamos a comer

- Quisiera invitarte a ti y a tu madre a una cena una noche. Pero, sólo si estás de acuerdo
- ¿Por qué no lo estaría?
- Porque mi hijo ha estado en más citas con tu madre que en todos los tres años que ha estado solo. Lo he estado ayudando, ¿sabías?
- ¿En serio?
- ¿Llevó chocolates la primera vez que fue a tu casa? – asiento – esa fue mi idea. Le dije también que le lleve flores amarillas a tu madre
- Estaban lindas, tiene buen gusto

Cuando estamos levantando la mesa, Julia se balancea y se sostiene de la esquina de la mesa para no caerse.

- ¿Estás bien? – le pregunto, llevándola al sofá
- Los nuevos medicamentos están debilitando estos huesos, eso es todo. Nada para preocuparse

Pero sí lo hago. Antes de irme, llamo a Carlos para que la revise. Me dirijo hacia la parada del bus después de verificar que ella está bien. Un auto se acerca mientras camino; reconozco que son los mismos chicos que se pelearon con Peter.

- Mira, es la novia retardada de Peter Lanzani – uno grita por la ventana. Me muerdo el labio y sigo caminando
- Creo que te quiere, Jaime. Por qué no le enseñas lo que es pasar un buen rato – otro dice. Y, todos se ríen

El auto me sigue lentamente. Sólo espero que no se bajen del mismo. Si dejo de caminar, ¿saldrán del auto? ¿Me harán daño? Dentro de mí, estoy temblando y eso evita que me detenga. No puedo regresar a la casa de Julia, está muy lejos. Así que me doy la vuelta y camino en la dirección opuesta. Pero, en el transcurso, me caigo. Mis manos me duelen y siento que algo caliente corre por mi rodilla, es el corte que me he hecho.

- ¿Tuviste un lindo viaje? – alguien grita por la ventana

Me pongo de pie y cojeo más rápido, rezando que no volteen y me sigan. Porque si lo hacen, no sé cómo voy a soportarlo. Unos segundos después, escucho el sonido del auto dando la vuelta, pero no me atrevo a mirar atrás porque les daría otra razón para perseguirme. Siento un alivio cuando veo el bus al final de la cuadra. Me apuro y lo llamo, y rápidamente subo.

- ¿Estás bien? – pregunta el conductor
- Sí – digo y me siento al final

Nada puede curarme, ninguna terapia física o cirugía. La antigua Lali, la estrella del tenis, la que podía escapar del peligro, ya no existe.

Peter está afuera cortando el pasto, cuando me ve. Detiene su trabajo y se acerca a mí.

- ¿Qué pasó? Dime qué pasó – intento contener las lágrimas
- Estoy bien

Observa alrededor para asegurarse que no hay nadie mirando, luego coloca sus manos en mi rostro.

- No estás bien. Maldita sea, dímelo
- Fue Jaime
- Lo voy a matar si se atrevió a tocarte – gruñe, mirando mi rodilla con sangre
- Él no lo hizo. Sus amigos sólo me asustaron, eso fue todo
- Me aseguraré que eso nunca vuelva a suceder, Lali – le sonrío
- Tú no vas a poder protegerme todo el tiempo. ¿Qué vas a hacer cuando esté en España, volar hasta allá y golpear a todos los chicos malos que se burlan de mí?

1 comentario:

  1. y ahora? Q va a hacer peter? Se le había pasado por alto ese detalle!

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