sábado, 26 de enero de 2013

Ángeles Caídos #3: Catorce (Parte 2)

Estábamos sentados afuera de una cueva, escondidos por las sombras de los árboles. Benjamín había insistido en que no diría más hasta que estuviéramos cubiertos de los espías de la Mano Negra.

La cueva era la nueva casa de Benjamín, estaba su mochila junto a una sábana para dormir. Además de desodorante, rasuradora y cosas de aseo, había una pequeña cocina, con platos y cubiertos. ¿Qué clase de vida tenía, escondiéndose y escapando de un lugar a otro?

-He estado observando a Hank por meses – dijo Benjamín.
-¿Estás seguro que Hank es la Mano Negra? Sin ofender, pero no figura dentro de una imagen de un militar escondido o…un hombre inmortal. Él trabaja en una empresa de autos más exitosa de la ciudad, es miembro del club de yates, y apoya a diferentes beneficencias. ¿Por qué le importaría sobre lo que pasa en el mundo de los Nephils? 
-Porque él también es un Nephil. Durante el mes judío de Cheshvab, todos los Nephil hacen un juramento de lealtad de renunciar a su cuerpo por dos semanas. No tienen elección. Renuncian a él y alguien más lo posee, un ángel caído. Rixon fue el ángel caído que solía poseer a la Mano Negra, por eso ahora está en el infierno. La Mano Negra puede estar libre, pero no quiere perdonar. Por eso está creando su ejército, está tratando de vencer a los ángeles caídos.
-Espera. ¿Quiénes son los ángeles caídos? – sonaba a una banda - ¿Y a qué te refieres con poseer?

Benjamín respondió con paciencia. Me explicó sobre cómo poseían los cuerpos y lo que significaba estar dentro de uno. Fue ahí cuando comprobé lo que había visto la otra noche, cuando Jev vino a rescatarme de Gabe, fue ahí cuando comprobé que Gabe me había estado haciendo alucinar con sus trucos mentales.

-Es así como esos poderes son aditivos – siguió explicando – Hay momentos en que sólo tienes deseos de más poder. Todos los Nephil tenemos más fuerza, somos más poderosos que los humanos. Cuando uso este anillo que tengo  - sacó un anillo de su bolsillo, tenía una corona estampada con un puño – lleva esa fuerza a un nivel completamente diferente. La Mano Negra me lo dio después que me reclutó para su ejército. No sé qué clase de maldición o encanto tiene el anillo, pero hay algo. Alguien que tenga este anillo es casi físicamente imparable. Antes que tú desapareciera, me quitaste mi anillo y me desvelé buscándolo. Pero una noche entré a tu casa, cuando ya habías sido secuestrada, y lo encontré en tu habitación.

Intenté simpatizar con Benjamín, pero estaba un poco decepcionada. Necesitaba entender cómo Gabe me había hecho el truco mental en caso me lo volviese a cruzar, y si Hank era realmente la Mano Negra, tenía que preguntarme si él estaba en mi vida por razones mucho más oscuras. 

-Bueno, regresemos a la noche en que me secuestraron – dije - ¿Tienes idea de quién pudo haber sido?
-Al principio pensé que era Rixon, pero eso fue antes de saber que él estaba en el infierno. Igual, todo es muy extraño. Los policías debieron saber que yo estaba contigo y con Rixon esa noche, tú se lo hubieses dicho, probablemente también que estaba herido. ¿Entonces por qué no vinieron por mí? Parece como sí….como si alguien hubiera borrado todo. No me refiero a la evidencia física, estoy hablando de trucos mentales. Borrar memorias, alguien lo suficientemente poderoso para lograr que la policía mire hacia otro lado.
-Un Nephil, quieres decir.

Se encogió de hombros.

-Tiene sentido, ¿verdad? Tal vez la Mano Negra no quería que la policía me busque, tal vez él mismo quería hacerse cargo. Si él me encuentra, créeme, no me va a entregar a la policía, me va a encerrar en una de sus jaulas y me hará sentir remordimiento sobre el día en que me escapé de él.
-¿Cuántos Nephils tienen esta clase de poder? – pregunté.
-Quién sabe, definitivamente la Mano Negra.
-¿Alguna vez has escuchado de un Nephil llamado Jev? ¿O un ángel caído, en todo caso? – agregué.
-No. Pero eso no dice mucho. ¿Por qupe?
-La otra noche conocí a un chico llamado Jev, él sabía sobre los Nephils. Detuvo a tres chicos y a los ángeles caídos, aquellos de los que te hablé que los estaban haciendo jurar lealtad. Esto va a sonar loco, pero Jev me dio un poco de energía, se sentía como electricidad. Era más fuerte que cualquier otra cosa. 
-Probablemente un buen indicador de su poder – dijo Benjamín – Derribar a tres ángeles caídos dice mucho de ellos. 
-¿Es así de poderoso y nunca has escuchado de él?
-Créelo o no, sé tanto como tú cuando se tratan de estas cosas.

Hubo un silencio hasta que decidí hacerle una pregunta que había estado rondando por mi cabeza.

-¿Por qué te saliste del ejército de Hank?

Benjamín se quedó quieto un momento, antes de suspirar y mirarme fijamente a los ojos. Luego, entendí el porqué de su gesto. Me contó lo que decía que ya me había contado la noche antes que me secuestren, en la casa de la risa. Que él tuvo que seguir una orden de Hank, dejando que un inocente muera.

-Rixon apretó el gatillo – dijo Benjamín – Dejé que tu padre entre en la trampa, pero fue Rixon quién dio el destino final.
-Rixon – repetí.

En pequeños pedazos, todo empezó a venir. Rixon llevándome por la casa de la risa, admitiendo que él había matado a mi padre. Rixon alzando su pistola hacia mí.

-¿Si Rixon no me secuestró, quién fue?
-¿Recuerdas que te dije que empecé a seguir a la Mano Negra en verano? Al principio de Agosto, él hizo un viaje hacia una cabina remota en el bosque y se quedó menos de veinte minutos. No miré por las ventanas, pero si escuché la conversación que tuvo unos días después, por teléfono. Le decía a la persona al otro lado de la línea que la chica aún estaba en la cabina. Esas fueron sus palabras. Dijo que no podía haber error. Me estoy empezando a preguntar si la chica era…
-Era yo – completé.

Hank Recca, un inmortal. Hank Recca, la Mano Negra. Hank Recca, posiblemente mi secuestrador.

-Pero hay un chico que probablemente puede darnos respuestas – dijo Benjamín – Si alguien sabe cómo obtener información, es él. Rastrearlo puede ser difícil, no sabría dónde empezar. Y dadas las circunstancias, puede que no nos quiera ayudar, especialmente por lo que pasó la última vez que lo vi. Casi me rompe mi mandíbula por intentar besarte.
-¿Besarme? ¿Qué? ¿Quién es este chico?

Benjamín frunció el ceño.

-Cierto, supuse que no lo recordarías, tampoco. Es tú ex…Peter.

***
Mil perdones por la demora, estuve un poco ocupada.
Más tardecito les dejo otro :)

1 comentario: