lunes, 14 de enero de 2013

Ángeles Caídos #3: Seis

Mi regreso a clases fue como lo esperaba, con Cande contándome más acerca de Benjamín, los momentos en los que lo habíamos espiado, cuando encontré marihuana en su habitación, su regalo del auto como forma de intercambio por haberme molestado durante tanto tiempo, y demás; pero, sobre todo, el día estuvo lleno de miradas de todos los estudiantes hacia mí, seguramente sorprendidos de mi regreso. Por supuesto que todos conocían mi historia, ya que había estado en todas las noticias.

Intenté enfocarme en mis libros, tratando de fingir que no me importaba. Pero en el fondo, mis piernas estaban temblando. Durante las clases pude soportarlo, pero mientras caminaba en el pasillo, no. Tuve que correr al baño de mujeres, recostar mi espalda contra la pared. Podía sentir la bilis subiendo por mi garganta, mis brazos y piernas se sentían como gelatina. Las lágrimas recorrían mi rostro, pero no podía mover mi mano para apartarlas. Por más que cerrara los ojos, aún podía ver sus caras juzgadoras. Ya no era uno de ellos. De algún modo, sin esfuerzo por mi parte, me había convertido en una extraña. Me quedé sentada por varios minutos, hasta que mi respiración se calmó y la urgencia de llorar se desvaneció. 

Justo me puse de pie cuando escuché una voz susurrando en mi oreja. Como un aire gélido.

Ayúdame.

La voz era tan suave que casi no la escuchaba. Consideré la posibilidad de haberla inventado. Después de todo, últimamente me imaginaba cosas.

Ayúdame, Lali.

Ante mi sobrenombre, sentí escalofríos. Manteniéndome derecha, esperé a escuchar la voz de nuevo. 

Cuando él termine conmigo, será como si estuviera muerto. Nunca volveré a ir a casa.

Esta vez la voz sonaba más fuerte y más urgente. Alcé la mirada. Parecía que venía de la ventana del techo.

-¿Quién anda ahí? – pregunté.

Ante la falta de respuesta, sabía que esto tenía que ser otra alucinación. Tenía que distraerme y romper el hechizo antes que me consumiera. Me dirigí hacia la puerta cuando de pronto, una imagen explosionó en mi mente, eclipsando mi vista. Ya no podía ver el baño, estaba alucinándome dentro de un almacén. 

Él me quitó mis alas. No puedo volar a casa – lloró la voz. 

No podía ver a quién le pertenecía la voz. Había una luz iluminando una cinta transportadora, al centro del almacén. Además de eso, todo estaba vacío. Un sonido mecánico se llevó toda la oscuridad al final de la cinta. Estaba cargando algo hacia mí.

-No – dije, porque era lo único que me salió decir. 

Coloqué mis manos en frente de mí, intentando sentir la puerta del baño. Esta era una alucinación, justo como me había advertido mi madre. Tenía que encontrar el regreso al mundo real. Mientras tanto, el horrible sonido metálico se hizo más fuerte. 

Retrocedí, lejos de la cinta hasta que estuve presionada contra la pared de cemente. Sin tener a dónde correr, observé mientras una jaula de metal aparecía entre las sombras, moviéndose hacia la luz. Las barras brillaban con algo azul eléctrico, pero eso no fue lo que atrajo mi atención. Una persona estaba adentro. Una chica, arrodillada para entrar en la jaula, sus manos rasgando las barras, su cabello en frente de su rostro. Sus ojos, tratando de mirar a través de su cabello, estaban descoloridos. Había una cuerda alrededor de su cuello.

Ayúdame, Lali.

Quería correr hacia la salida. Tenía miedo de probar con las puertas de mi alucinación, temiendo insertarme más en ésta. Lo que necesitaba era mi propia puerta. Una que creerá ahora mismo donde pudiese escapar hacia el baño del colegio. 

¡No le des el collar! 

La chica sacudió las barras de la jaula con ferocidad. 

Él cree que tú la tienes. Si él consigue el collar, no podrá ser detenido. No tendré opción. ¡Le tendré que decir todo!

Mi piel estaba sudorosa. ¿Collar? ¿Qué collar?

No hay collar, me dije a mí misma. Tanto la chica y el collar son salvajes creaciones de tu imaginación. Apártalas. ¡Fuérzalas….a….salir!

Una campana sonó. Así de simple, fui sacada de la alucinación. La puerta del baño estaba a centímetros de mi nariz. Había regresado a la realidad. 

3 comentarios:

  1. Estoy muy intrigada con todo, pq peter la tiene q alejar para cuidarla? Él le borro la memoria??? Hank q es lo que busca? Paula tampoco recuerda nada? Y el policía?? ES genial más!!

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