jueves, 24 de mayo de 2012

El Designio del Ángel: Dieciséis

Cierra el pico y baila (parte dos)

El baile se celebra en el museo de arte de Jackson. Al acercarnos a la puerta, las chicas recibimos delicados laureles de hojas plateadas y los chicos, unas bandas largas de tela blanca, a modo de toga. Después de hacernos una foto, empieza a sonar una canción lenta. Veo a Agustín que le propone bailar a Cande; con su vestido rosado parece una princesa. También veo a Peter bailando en una esquina con una pelirroja que no conozco. Me ve y está a punto de saludarme cuando ve a Thiago. Rápidamente nos mira a los dos, como preguntándose qué ha pasado desde el sábado cuando le dije que no tenía pareja.

- Vamos a bailar – dice Thiago

Con una felicidad repentina, lo sigo hasta la pista de baile, que está envuelta de rosas blancas. Toma mi mano, me hace girar y me coge en sus brazos, sujetando siempre mi mano con delicadeza. Siento una electricidad impresionante que recorre todo mi cuerpo.

- Así que sabes bailar – digo, mientras me conduce entre la gente
- Un poco – sonríe

Trato de no mirarlo a los ojos; a veces es difícil hacerlo.

- Así que tu tío te llevó de campamento. ¿Acampaste por aquí?
- Sí. En uno de esos lugares apartados
- Así que no fuiste en auto
- No, hicimos senderismo
- Te pregunto porque este verano me gustaría ir de campamento. También me gustaría hacer senderismo. Y dormir bajo las estrellas. Nunca hacemos eso en California.
- En ese caso te has mudado al sitio perfecto. Hay un montón de libros que hablan sobre lugares formidables para acampar por aquí

Durante los coros finales de la canción, bailamos pegados, luego ésta se termina y tomamos distancia entre nosotros, un poco incómodos.

- ¿Sabes lo que me provoca? – digo – ponche

Nos dirigimos hacia la mesa de las bebidas y servimos lo que deseamos. Luego, nos sentamos en una de las mesas. Veo a Ángela girando en pleno baile con un chico alto y rubio. El vestido rojo sangre que su madre cosió para ella le queda hermoso. De ahí en adelante, todo va perfecto. Thiago es el acompañante modelo: es encantador, atento, considerado. Sin duda estoy viviendo el gran momento de mi vida, hasta que llega Luna. Lleva un vestido de encaje que le ciñe los hombros y acentúa su cintura; su pelo está recogido y cae en una cascada de rizos sobre la nuca. Entra tomando a su pareja de la cintura, riendo con él.

Thiago me estrecha, nuestros cuerpos se unen. Mi cabeza encuentra el apoyo perfecto en su hombro. Cierro los ojos y aspiro su olor. Es entonces cuando vuelvo a tener la visión, con más intensidad que nunca. Estoy caminando por un camino de tierra del bosque. El auto de Thiago está estacionado al costado del camino. Huelo el humo y empiezo a adentrarme entre los árboles. No estoy preocupada porque sé exactamente dónde encontrarlo. Cuando lo veo, de espaldas a mí, me llena aquella tristeza de siempre.

- Thiago – lo llamo y voltea, mirándome con pena y alivio
- Eres tú – dice y empieza a caminar hacia mí
- Sí, soy yo – respondo – ya estoy aquí

Sostengo su mano y él levanta la otra para tocarme la mejilla. Por un momento nos quedamos así, como si el tiempo se hubiera detenido, como si el fuego no avanzara hacia nosotros. De pronto, nos abrazamos, estrechándonos con fuerza y el suelo desaparece bajo nuestros pies.

Estoy de nuevo en el baile, y me falta el aliento. Miro a Thiago, sus ojos verdes y grandes. Hemos dejado de bailar y estamos de pie en medio de la pista, mirándonos. Siento un mareo y me tambaleo, las rodillas se me aflojan; Thiago me sostiene con sus brazos.

- ¿Estás bien?
- Necesito tomar aire – me suelto y corro hacia la puerta que da al balcón

Me apoyo en la pared, cierro los ojos e intento apaciguar mi corazón. Estoy frustrada, nada de lo mío con Thiago va a funcionar. Mi función es salvarlo del fuego y que él haga lo que tenga que hacer con el mundo.

- ¿Mar? – abro los ojos y veo a Thiago, en frente de mí
- Estoy bien – digo y sonrío – es sólo que el ambiente está un poco cargado adentro
- Debería traerte algo para tomar
- Estoy bien
- Iré a buscar un poco de ponche – dice Thiago y sacudo la cabeza
- Ha sido una mala idea
- ¿El qué? – empiezo a sentirme estúpida
- Tú no quieres estar aquí conmigo – digo, mirándolo a los ojos – todo sigue girando en torno a Luna – se queda en silencio – creí que había una conexión entre nosotros pero…quería gustarte eso es todo, gustarte de verdad. Lo que tenías, lo que tienen tú y Luna, yo nunca lo he tenido – siento las lágrimas en mis ojos
- Lo siento – dice y me mira serio – me gustas, Mar
- Ni siquiera sabes quién soy – digo
- Me gustaría saberlo

Antes que pueda decir algo más, se abre la puerta. Gastón Dalmau sale del balcón.

- Van a nominar al rey del baile – anuncia, mirando a Thiago
- Deberías entrar – digo, al verlo dudar

Niego con la cabeza cuando me deja la puerta abierta en caso me anime a entrar. Al cerrar los ojos y volverlos a abrir, Thiago ya se ha ido. El profesor va anunciando los candidatos a ser rey, por supuesto que gana Thiago. Luego, menciona a las nominadas para reina. Sale nada más y nada menos que Luna. Cuando decido entrar, momento menos indicado para hacerlo, Luna y Thiago están bailando en medio de la pista, junto a los aplausos y parloteos de la gente alrededor.

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