jueves, 3 de mayo de 2012

Regresando a Paradise: Treinta

Peter

Después que le pregunté a Lali si quería ser mi enamorada, se puso nerviosa.

- ¿Y, qué hay de tus padres, de tu madre….y de Rochi?
- Le contaremos sobre nosotros – abre sus ojos, sorprendida
- ¿Recuerdas lo enojados que estuvieron? No puedo
- Tal vez tú no puedas, pero juntos sí podemos – me inclino y beso sus labios – no tengas miedo

Cuando me alejo, nuestros ojos se encuentran. Esta es la chica que me ha estado dando fuerzas para seguir adelante. Ella tiene más poder de lo que cree y me enseñó acerca de la definición de resistencia

- ¿Realmente crees que podemos hacer esto? – dice sonriendo
- Sí, claro que sí

En la tarde, decidimos encontrarnos en el parque cuando oscurezca. Lali sigue nerviosa respecto a la idea de contarles a los demás sobre nosotros. La luz de la luna resplandece en su hermoso rostro mientras camina hacia mí. Cuelgo mi brazo a su alrededor y caminamos en silencio.

- ¿Qué va a pasar después que me vaya a España? – pregunta
- No lo sé. Supongo que lo averiguaremos conforme pase el tiempo

Por primera vez en mi vida, siento que puedo soportar estar en Paradise. Acaricio su hombro y lentamente recorro con mis dedos su brazo hasta que nuestras manos se encuentran. Amo cuando la toco y la escucho respirar con más fuerza. Me gusta ver lo mucho que puedo complacerla.

- Desearía estar de regreso en la cabina - digo
- Yo también – susurra – te besaría toda la noche – me carcajeo
- Tengo que ser honesto contigo La. Yo intentaría hacer más que besarnos

Me gusta estar con Lali, conversar con ella, hacer cosas con ella…pero también me gusta llevar las cosas más allá. Me vuelve loco que no sé de cuenta de lo tan sexy que es.

- Me gustó lo que hicimos en la cabina – dice, sonriendo tímidamente – fue difícil dejarte por la mañana
- Dime qué te gustó. Ya sabes, para tenerlo en cuenta la próxima vez
- Estoy muy avergonzada. Eh…¿qué te parece si te enseño?
- Muéstrame

Sin dudar, se inclina hacia mí y coloca su rostro frente al mío. Esperando que nadie nos vea, sostengo su trasero y la recuesto contra el árbol.

- ¿Estás bien? – murmuro
- Mmm… - sus piernas se enredan en mi cuerpo y yo me pego contra ella

Mierda, sus besos son calientes y sexy. Definitivamente no tengo que esperar mucho esta vez hasta que su lengua empieza a jugar con la mía. Cuando sus manos suaves entran por debajo de mi camisa y juegan con la hebilla de mi pantalón, se siente tan diferente a otras chicas. Sin duda, la deseo. Pero, ella también me pone nerviosa porque también la amo. La amo por todo lo que es y lo que quiere ser. Ella me reta a perdonar a los demás. Ella es mi mejor amiga.

- Consíganse un cuarto – escucho una voz que habla detrás de mí

Mierda. Un día Lali y yo vamos a tener un tiempo a solas incluso si tengo que ahorrar dinero para irnos a algún lago o lugar turístico por el fin de semana. Gruño cuando veo al querido interruptor, el famoso Leo. Lo que no esperaba es que Julio esté a su lado. Gentilmente, me alejo de Lali y me enderezo. 

- ¿Ey, qué estás haciendo aquí? – le pregunto a Julio
- Pensé que sería bueno visitarte

Asumí que regresaría a Chicago cuando lo soltaron, a ver a su familia y salir con antiguos amigos. Nunca pensé que vendría a verme. Dios, ¿qué va a pensar Lali de él? Por suerte está oscuro así que no se pueden ver sus tatuajes o su cabeza rapada.

- Lali, este es Julio. Compartimos celda cuando estuvimos en la cárcel juvenil
- Un gusto en conocerte – dice Lali, sosteniendo su mano y sonriendo
- Lo siento por haber interrumpido lo que estaban haciendo…o por hacer

Es ahí cuando me doy cuenta de nuestros aspectos. Lali tiene el cabello desordenado porque yo me encargué de acariciarlo una y otra vez mientras nos besábamos. Y yo, tengo el cierre abierto, ni sé en qué momento Lali se encargó de abrirlo.

- La próxima vez, si me atrapan besándome con mi enamorada, solo pretendan que no existimos y sigan su camino
- ¿Enamorada? – pregunta Leo - ¿desde cuándo se volvió oficial?
- Desde ahora – dice Lali
- No puedo creer que hayas venido solo por una visita – le digo a Julio

Julio, como siempre, me mira y actúa normal.

- Sabes que no me gusta tomar nada de nadie, pero necesito un lugar donde quedarme

Si solo dependiera de mí, no habría problema. Julio no es tan loco como parece.

- Necesito preguntarle a mi padre. Ya vemos que hacemos

Caminamos hacia mi casa. Todo el tiempo estoy pensando en cómo es que le voy a dar la noticia a mi padre que hay otro amigo que necesita un techo. Mierda, ya tenía que contar lo de Lali; ahora también está Julio. Lali sacude mi mano, es un mensaje silencioso de que todo irá bien. De alguna manera, le creo.
Cuando llegamos a casa, encuentro a mi hermana viendo televisión. Se sorprende cuando nos ve a los cuatro entrar a la casa.

- Hola – dice y apaga el televisor
- ¿Qué hay? – pregunta Julio
- Rochi, este es Julio. Julio, Rochi
- Hola – dice ella
- ¿Dónde está papá? – le pregunto
- O está viendo televisión en su habitación o durmiendo
- Volveré enseguida – les digo a todos al tiempo que subo las escaleras

Toco la puerta de la habitación de mi padre.

- Entra – dice él
- Hola papá
- ¿Tuviste una buena noche? – pregunta
- Sí, la pasé genial. Gracias. Escucha, necesito pedirte un favor. Este chico con el que compartí celda acaba de llegar – aclaro mi garganta porque no sé como continuar – él necesita un lugar dónde quedarse
- ¿Por cuánto tiempo?
- No lo sé. Un par de días, tal vez
- Tenemos valores. A tu madre nunca le gustará, Peter
- Mamá no está aquí
- ¿Y, Rochi? Ella es casi tan frágil como tu madre
- Deja que se quede papá – dice Rochi, que aparece de pronto
- ¿Por qué?
- Porque es lo correcto. Él necesita un techo, y nosotros tenemos uno – me mira y me sonríe como si estuviésemos juntos en esto
- Está bien. Puede quedarse. Peter, es tu responsabilidad si algo desaparece. Y, solo puede quedarse un par de noches. Mientras tu madre no esté aquí
- Gracias papá – estoy a punto de bajar las escaleras, pero necesito sacar lo que llevo guardado en el pecho – Rochi, papá – los miro – solo quería que sepan que Lali y yo vamos a pasar mucho tiempo juntos por las siguientes dos semanas
- No creo que esa sea una buena idea – dice mi padre – ella es la razón por la que fuiste a la cárcel, Peter
- Lali no es la razón por la que fui a la cárcel papá – miro a Rochi - ¿verdad, Rochi?
- No sé de qué estás hablando – balbucea antes de desaparecer de la habitación
- ¿En qué estás pensando, Peter? – pregunta mi padre – te estás metiendo en problemas al enredarte con Lali. Estás malogrando tu vida
- Estás muy equivocado, papá. La estoy intentando arreglar

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