domingo, 27 de mayo de 2012

El Designio del Ángel: Diecinueve

Saltando del árbol (parte uno)

El 20 de Junio, cumplo diecisiete años. Para ese entonces, ya sé volar, bueno al menos sé lo básico…me costó bastante hacerlo, pero me dejé llevar, me olvidé de todo alrededor y me elevé como nunca antes. Pero, todavía me falta práctica, si voy a salvar a Thiago, debo ser capaz de volar cargando algo; debo de empezar a probar cargando mochilas pesadas.

Esa mañana me levanto y encuentro la casa vacía, mi madre se ha ido a California por trabajo; Stefano ha estado ausente toda la semana. Es la primera vez, que recuerde, que no habrá fiesta por mi cumpleaños, ni torta, ni regalos. Mi madre me regaló antes de irse, un vestido amarillo; eso fue todo.

Cerca del mediodía, tocan la puerta. Es Peter, no esperaba encontrarlo. Pero ahí está, con una caja de zapatos debajo del brazo.

- Hola - digo
- Hola – aprieta los labios para ocultar una sonrisa - ¿te acabas de levantar?

Me doy cuenta que llevo puesto un ridículo pijama de tela escocesa con la palabra “Princesa” bordada en el lado izquierdo del pecho. No es que me encanten estos pijamas, pero son abrigados y cómodos. Doy un paso atrás, plantándome debajo del marco de la puerta.

- ¿Puedo ayudarte en algo? – alarga el brazo con la caja
- Cande quería que te diera esto – dice – hoy

Recibo la caja de zapatos con desconfianza.

- ¿Seguro que no hay una serpiente? – sonríe
- Eso ya lo verás

Entro a la casa y Peter no se va. Lo miro ansiosa, está esperando algo.

- ¿Qué, quieres una propina? – le pregunto
- Claro
- No llevo nada. ¿Quieres pasar?
- No esperaba ese ofrecimiento – le hago un gesto para que entre
- Espera aquí – le digo

Dejo la caja sobre el mármol de la cocina y subo corriendo a mi habitación para cambiarme de ropa. Al bajar las escaleras, encuentro a Peter sentado en el sofá, con las botas encima de la mesita del café. Está mirando por la ventana del álamo del jardín, el árbol que se sacude frenéticamente.

- Bonito árbol – comenta – ábrela – dice después

Cojo la caja y levanto la tapa. Dentro, envueltas en un papel de seda blanco, hay un par de botas de excursionismo. Se nota que están usadas, pero están limpias y en buen estado.

- Hay una nota – dice Peter

Dentro de una de las botas hay una tarjeta con la caligrafía de Cande por las dos caras. Empiezo a leer.

Querida Mar, lamento mucho no poder estar contigo el día de tu cumpleaños. Mientras lees esto es probable que yo esté levantando excrementos secos de caballo con la pala o haciendo algo peor, ¡así que no te compadezcas! Las botas no son un regalo de cumpleaños. Son un préstamo, así que cuídalas. Tu regalo de cumpleaños es Peter. Ahora, antes de que pongas mala cara, presta atención. La última vez que hablamos parecías solitaria, como si no salieras mucho. No te permito que andes triste por tu casa cuando está rodeada del paisaje más precioso. Nadie en el mundo conoce tan bien esa zona del país como Peter. Probablemente es el mejor guía turístico que vayas a encontrar. Así que te aguantas, te pones las botas y dejas que te lleve a conocer la región durante algunos días. Probablemente sea el mejor regalo que puedo hacerte. ¡Un abrazote!

Te quiero,
Cande

Levanto la vista, Peter sigue mirando el árbol. No sé qué decir.

- También quería que te entonara una canción, como si fuera un mensajero cantarín – me mira por encima del hombro, insinuando una sonrisa – la mandé a freír papas
- Dice….
- Ya sé lo que dice

Suelta un suspiro, como si tuviera que ocuparse de algo desagradable, y se pone de pie. Me mira de arriba abajo, como si no acabara de creerme capaz para lo que tiene en mente, cualquiera que sea el plan.

- ¿Qué pasa? – le pregunto
- Lo que llevas está muy bien. Pero, tendrías que volver a subir y ponerte un traje
- ¿Un traje?
- Un traje de baño – me aclara
- ¿Vamos a nadar? – pregunto y lo miro fijamente

Peter no responde a mi pregunta de si vamos a nadar. Supongo que es parte de la experiencia. Vuelve a señalarme las escaleras. Sonrío y subo corriendo. Escojo el bikini menos humillante para esta ocasión, saco una toalla y bajo para encontrarme con Peter. Me dice que me ponga las botas.

Una vez equipada, me lleva hasta la camioneta y me abre la puerta para que suba antes de dar la vuelta y subir del otro lado. Avanzamos dando sacudidas por el camino de tierra que sale de mi casa, en completo silencio. Tengo calor con mi camisa de franela; es un auténtico día de verano, el cielo azul, completamente despejado.

- ¿Esta cosa tiene aire acondicionado? – la camisa ya se me está pegando a la espalda

Peter se estira sobre mí y baja la ventana.

- Eso lo podría haber hecho yo – digo y el sonríe con aquella sonrisa tranquila y relajada que me hace sentir cómoda
- Esa ventana tiene un truco – es todo lo que dice
- ¿A dónde vamos? – pregunto cuando entramos a la carretera
- A Hoback


Foto: Entrada a Hoback, Jackson Hole


He escuchado sobre el sitio. Está el Cañón de Hoback, el Paso de Hoback y la ciudad de Hoback Junction. Cuando llegamos, estacionamos en una valla de troncos azotada por la tormenta, con un cartel que dice “Propiedad Privada, se dispara a los intrusos”. Peter me mira y levanta las cejas, como si me estuviera tentando irresistiblemente. Pasa por una abertura que hay en la valla y me extiende la mano; se la cojo. Una vez que estamos al otro lado de la valla, la colina desciende hasta el río en un ángulo empinado. Peter me lleva de la mano y empieza a bajar por un camino serpenteante rumbo a un árbol enorme que se eleva justo a la orilla del agua.

Una vez abajo, Peter deja su toalla al pie del árbol y empieza a quitarse la ropa. Me doy la vuelta y lentamente me voy desabrochando mi camisa de franela. Es un bañador bonito, pienso para tranquilizarme. Respiro hondo y dejo mis hombros al descubierto, y una vez que me he quitado la camisa me apresuro a quitarme las botas y el pantalón. Me volteo hacia Peter, para mi alivio está contemplando el río. Su bañador negro y rojo le llega hasta las rodillas.

- ¿Y ahora qué? – le pregunto
- Ahora subiremos al árbol

Levanto la vista hacia las ramas, agitadas suavemente por el viento. Hay una serie de tablas clavadas en el tronco, a modo de escalera. En una de las ramas más grandes alguien ha atado una larga cuerda. Vamos a saltar al vacío desde esa cuerda, para caer en el río. Vuelvo a mirar el río, que parece endemoniado de tan turbulento.

- Creo que me quieres matar el día de mi cumpleaños – bromeo y Peter sonríe

La verdad es que los ángeles de sangre podemos ahogarnos. Necesitamos tanto del oxígeno como los humanos corrientes, aunque es probable que podamos contener la respiración por más tiempo.

- ¿Qué te parece si yo voy primero?

Sin decir nada más, empieza a trepar el árbol, apoyando manos y pies en los lugares correctos, como si ya lo hubiera hecho mil veces, lo cual me tranquiliza un poco. Cuando llega a las ramas más altas ya casi no puedo verlo. Luego dejo de verlo por completo, aunque de repente la soga se sacude.

- Sube – me grita – hay sitio para los dos

Comienzo a escalar el árbol con torpeza. En el intento consigo pelarme la rodilla y la palma de la mano, pero no me quejo. La mano de Peter aparece delante de mi cara y la agarro para que él me suba de un tirón a las ramas más altas. Desde arriba podemos ver un largo tramo del río.

- A este sitio lo llaman el solárium – dice
- ¿Te refieres a donde estamos ahora? ¿A la copa del árbol?
- Sí. Los chicos del colegio han venido aquí durante generaciones
- Por eso el cartel de propiedad privada – digo
- Creo que el dueño vive en California – añade Peter con ironía
- Genial para nosotros. No me dispararán el día de mi cumple
- Pues no – Peter coge la cuerda con más fuerza. Dobla las rodillas – sólo te darás un chapuzón – dice y salta del árbol

3 comentarios:

  1. Me enamora peter! Es divino (a su modo), q buen regalo el de cande!! Más nove!

    ResponderEliminar
  2. maaaaaaaaaaaaas amo a peter <3

    ResponderEliminar
  3. aunq empece a leer esta nove hace un tiempito es la primera vez q escribo .... y lo tenia q hacer enserio peter es re tiernopara mi q a la final el es noc q pero algo es el !!!
    mica

    ResponderEliminar