Regresando a Paradise: Veintinueve

Lali

Vi a Peter y a Belén abandonar juntos el restaurante, pero no esperaba verlos en un abrazo íntimo. Al tiempo que salimos del Toro, no puedo evitar mirarlos. Belén está mirando a Peter y él la mira también. De pronto, no me siento bien. Si él inclina su cabeza, pueden besarse. Mierda, necesito un respiro.

Regresamos a mi casa y conversamos un rato, hasta que Roberto empieza a bostezar y Benja lo lleva a él y a Rebeca a casa. Mientras me despido de ellos, Belén llega en su auto deportivo y se estaciona en la casa de Peter. Ni siquiera me mira cuando toca el timbre de la casa de Peter con su forma seductora. Intento no prestar atención mientras él abre la puerta y la deja entrar. Los viejos hábitos han vuelto.

El auto se queda toda la noche, afuera. ¿Cómo lo sé? Estuve desesperadamente mirando a cada rato afuera, a ver si el auto seguía ahí.

Al día siguiente, el auto ya no está. Peter está sentado en el pórtico cuando yo salgo a comprar verduras.

- Hola – digo cuando él me ve

- Hola

- ¿Tuviste una buena noche? – pregunto, al tiempo que me dirijo hacia mi carro

- Sí. ¿Tú?

- La mejor. Roberto es increíble

- ¿Estás intentando ponerme celoso?

- ¿Por qué? ¿Lo estás?

- No me gustó que pusiera sus manos encima de ti

- Es mi terapeuta físico – digo – él sólo tocó mi pierna

- Igual – dice, al tiempo que se pone de pie y se acerca – no me gustó

- ¿Realmente que es lo que te hizo volver a Paradise? ¿Fue Belén?

- No, fue Leo, mis padres, mi hermana – se encoge de hombros – tú

- ¿Podemos ir a caminar? – pregunto, guardando las llaves del auto en mi cartera

Sin decir nada, caminamos  hacia el parque.

- Estaba lista para dejarte ir. Continué con mi vida - digo

- Lo sé

- Y, luego, cuando te vi abrazando a Belén ayer. Cuando la vi entrando a tu casa…nunca me había sentido tan posesiva en mi vida

- No digas nada – dice – ella se casa en dos semanas con Pablo. Están comprometidos

- Creo que ella aún quiere estar contigo

- Bueno, eso no va a suceder. Nada pasó ayer. Hablamos. Eso es todo

Nos detenemos cuando llegamos al conocido árbol. Peter y yo nos besamos aquí la primera vez. Nunca olvidaré lo solitaria y perdida que me sentía antes de ese beso. Me cambió. Él me cambió.

- Este es nuestro árbol – dice

- Solías treparte en él hasta que te rompiste el brazo cuando te caíste. Te vi cuando sucedió – río – siempre solía observarte. Me gustaste por mucho tiempo

- ¿Por qué?

- Porque eras popular e inteligente y lindo y no tenías miedo de nadie. Cuando Rochi y yo hacíamos nuestros espectáculos de baile, tú pretendías estar interesado. No eras egoísta. Cuando te echaste la culpa cuando yo rompí la cerámica de tu mamá, fuiste mi héroe. Amaba observarte, incluso si no te fijabas en mí

- ¿Y, ahora?

Me siento en el suelo, mi cuerpo recostado contra el árbol.

- Aún no puedo quitar mis ojos encima de ti. Dios, si mi madre se entera que estoy aquí contigo, enloquecería.

- ¿Quieres que te diga de lo que me di cuenta ayer?

- ¿Qué extrañas tener a Belén en tu vida?

- No – se sienta en el suelo, mirándome – extraño tenerte a ti en mi vida. Eres mi mejor amiga, Lali. Dime loco, pero quiero que seas mi enamorada….

Oh, Dios, cuánto tiempo he soñado con este momento. ¿Pero, es muy tarde, verdad? Estiro mi mano y acaricio su hermoso rostro.

- Peter, me voy en dos semanas. Me iré por casi un año.

- Lo sé. ¿Pero, ahora estamos aquí, verdad? – lo dice en serio, como si supiera que podemos lograrlo - ¿Por qué no probamos ser una pareja por las siguientes dos semanas? No pensemos en lo que vendrá después. ¿Qué dices, Lali?