El lunes alrededor de las siete y media, me encuentro con
Ángela, tenemos que hacer un trabajo de historia británica.
- Bueno – digo al cabo de un momento, después que hemos
conversado acerca de mi mudanza desde California – hablemos de nuestro trabajo.
He pensando en el reinado de Isabel I. Podríamos reflexionar sobre el concepto
de la mujer en esos tiempos
- En realidad, tenía otra idea – dice ella
- Perfecto. ¿Cuál?
- Pensaba que podríamos hacer una representación de los
Ángeles de Mons
- ¿Quiénes?
- Es una historia de la Primera Guerra Mundial. Hubo una
batalla entre alemanes y británicos, donde ganaron éstos últimos. Antes de que
acabara la guerra corrían rumores sobre unos hombres fantasmas que aparecieron
para ayudar a los británicos. Estos hombres misteriosos disparaban a los
alemanes con arcos y flechas. Una versión dice que los hombres estaban ubicados
entre los dos bandos, y que irradiaban una especie de luz sobrenatural.
- Interesante – balbuceo
- Seguro era una broma. Un escritor se lo inventó y se le
escapó de las manos. Es como una versión anterior a los ovnis, una historia
absurda.
- Bien – digo conteniendo la respiración – por lo que veo te
has informado
- Pensé que sería interesante para la clase – dice Ángela –
un momento específico de la historia, como sugirió el profesor. También pensé
que podríamos relacionarlo con el presente
Mi mente se acelera, pensando en una manera de hacer que
abandone su idea.
- Sí, bueno…a mí me gustaba más lo de Isabel, pero… - ella
sonríe
- ¿Qué pasa?
- Deberías verte la cara – dice – estás aterrorizada
- ¿Qué? No es cierto
- Quiero investigar sobre ángeles – dice – pero tiene que ser
un contexto británico. Y ésta es la mejor historia de ángeles británicos que
existe. ¿No sería increíble que fuera verdad? – el alma se me cae a los pies
- Pero si dijiste que era una broma
- Bueno, sí. Seguramente ellos habrían querido que todo el
mundo lo pensara
- ¿Quiénes son ellos?
- Los ángeles de sangre – me pongo de pie - Mar, relájate. Lo
sé
- ¿Qué es lo que…?
- Siéntate – lo dice en angélico
- ¿Cómo lo…?
- ¿Qué? ¿Pensabas que eras la única? – dice con ironía, mirándose
las uñas
Me hundo en la silla. Ni un millón de años habría esperado
cruzarme con otro ángel en el colegio.
- Ven – me dice, al tiempo que se levanta
- ¿Qué?
Se quita el abrigo que lleva puesto y lo arroja en la
oscuridad. Retrocede unos pasos para interponer distancia adecuada entre las
dos. Me mira a los ojos.
- Muy bien – exclama y empiezo a alarmarme
- ¿Qué vas a hacer?
- Muéstrate a ti misma – dice en angélico
Se produce un destello de luz, como el flash de una cámara. Pestañeo
y me encuentro con el peso de mis alas sobre mis omóplatos. Ángela está de pie
con sus propias alas extendidas detrás de ella, sonriéndome.
- Así que es verdad! – exclama, emocionada y sus alas
desaparecen enseguida – ahora dilo tú – me pide
- Muéstrate a ti misma! – grito
Vuelve a producirse el destello, y de nuevo ella está con
las alas desplegadas. Aplaude con alegría y yo estoy estupidizada.
- ¿Cómo lo supiste?
- Los pájaros me persiguen. Lo dijiste en clase. A mí también
me vuelven loca los pájaros. Pero no sabía si sólo se trataba de una rara
coincidencia o qué. Luego supe que eres muy buen en francés como yo lo soy en español.
La verdad es que no estaba del todo segura hasta que tu hermano venció al
equipo de lucha libre.
- ¿Te refieres al equipo completo? – eso no me lo había
contado Stefano y se supone que no debía de llamar la atención
- ¿No lo sabías? Fue increíble como los venció. Los venció
como si nada, y ni siquiera parecía cansado, y cuando lo vi hacer eso supe que
no podía ser del todo humano. Luego llevé la camiseta de los ángeles a la clase
de historia y vi tu expresión tensa y melancólica mientras la mirabas. Y,
entonces supe que no me equivocaba
- ¿Tan obvio era?
- Para mí sí. Pero, estaba contenta. Nunca había conocido a
alguien como yo
Empieza a reír antes de que yo pueda procesar todo lo que me
está contando, dobla las rodillas y se eleva de un salto al aire.
- Ven – me llama
- No sé volar – digo
- Al principio es difícil – dice – tardé meses en poder
aprender
- ¿Te enseñó tu madre? – niega con la cabeza
- Mi madre es humana
- Entonces, ¿tu padre?
- Él era un ángel
- ¿Un ángel? O sea que tú eres mitad ángel. Un Dimidius –
asiente con la cabeza
Eso significa que es el doble de poderosa que yo; y, sabe
volar. Y tiene el pelo de un color normal, negro.
- Entonces, tu madre no es humana – dice – eso quiere decir
que tú….
- Sólo soy un Quartarius. Mi madre es un Dimidius y mi padre
un tipo común y corriente
Por un instante nos quedamos contemplándonos mutuamente.
- En clase dijiste que nunca habías visto a tu padre – digo y
el rostro de Ángela se queda con una expresión vacía
- Claro que no – responde – es un Alas Negras, un ángel caído
– suspira – él, él…violó a mi madre
- Lo siento Ángela – digo – es una mierda – cierra los ojos -
si tu madre es humana y tú nunca viste a tu padre, ¿cómo supiste que eras un ángel?
– pregunto
- Mi madre me lo dijo. Me contó que una noche, pocos días
antes que yo naciera, otro ángel se le apareció y le habló de los ángeles de
sangre. Ella creyó que estaba soñando, pero me lo contó cuando notó que yo era
diferente. Tenía diez años. Me llevó tiempo saber más – continúa – mi madre no
sabía nada sobre los ángeles, además de lo que dice en la Biblia. Ella decía
que yo era un gigante como los que se mencionan en el Génesis, y que crecería
para ser un héroe.
- Pero, sabes todo sobre los Dimidius y Quartarius
- He ido aprendiendo cosas de aquí y de allá. Me considero un
poco una historiadora de los ángeles
Nos quedamos un momento en silencio.
- Es de no creer – digo
- Lo sé
- Sigo pensando que tenemos que hacer nuestro trabajo sobre
la reina Isabel – ríe
- Vamos a ser buenas amigas – dice
No lo dudo.
Me gusta! Q bueno q encontró alguien con quien poder compartir y apoyarse! Espero más!
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