sábado, 10 de mayo de 2014

Ángeles Caídos #4: Cuatro

Doce horas después estaba rígida y con dolor por el ejercicio de la mañana; subir y bajar las escaleras le había dado el mayor dolor a ms piernas. Pero cualquier momento de relajación tenía que esperar, Cande me recogería en diez minutos, y aún no me había cambiado.

Peter y yo habíamos decidido hacer pública nuestra pelea esta noche, así no habría preguntas sobre el estado de nuestra relación. Diríamos que habíamos separado nuestros caminos y estábamos en lados opuestos de esta guerra. También habíamos optado realizar la pelea en el bar, sabiendo que era popular entre los Nephils.

Me quité la ropa y me puse un saco largo, mallas y botas con taco. Me até el pelo en un moño bajo, dejando suelto un poco de pelo para que de forma a mi rostro. Exhalando, me quedé observando mi reflejo en el espejo y creé una sonrisa. En general, no me veía tan mal para una chica que estaba por enfrascarse en una pelea devastadora con el amor de su vida.

Las consecuencias de la pelea de esta noche solo tienen que durar unas cuantas semanas, me dije a mi misma. Sólo hasta que todo este desorden del Cheshvan se solucione.

Además, la pelea no era real. Peter me había prometido que encontraríamos formas de encontrarnos. En momentos secretos y miradas robadas. Sólo teníamos que ser muy cuidadosos.

—¡Lali! —mi mamá llamó. —Cande está aquí.

—Deséame suerte —murmuré hacia mi reflejo, luego agarré mi abrigo y bufanda antes de apagar la luz de mi habitación.

—Quiero que regreses a la casa a las nueve —me dijo mamá cuando bajé al vestíbulo. —Sin excepciones.

La besé en la mejilla y corrí hacia la puerta.

Cande tenía las ventanas de su auto hacia abajo, y su radio estaba sonando con Rihanna. Me senté en el asiento del copiloto y me habló por encima de la música. —Estoy sorprendida que tu mamá te dejara salir día de semana.

—Tenía que viajar. Su tío murió—. Cande miró alrededor y su sonrisa reflejó travesura.

—Así que tu mamá tuvo que dejarte ir.

—Supongo que la idea de obtener algo del dinero de su tío la suavizó.

Cande condujo mientras cantábamos las canciones y bailábamos en nuestros asientos. Estaba ansiosa y nerviosa pero pensé que sería mejor actuar como si todo estuviera bien.

El bar El Bolso del Diablo estaba moderadamente lleno esta noche, una multitud decente. Cande y yo nos deslizamos entre la gente, dejamos nuestras carteras y abrigos y ordenamos Coca Cola. Miré alrededor por Peter, pero él no había llegado. Ya había ensayado mis líneas demasiadas veces, pero mis palmas aún estaban sudorosas. Me las limpié en mis muslos, deseando ser una mejor actriz. Deseando que me gustara el drama y la atención.

—No te ves muy bien —dijo Cande.

Estaba por soltar que probablemente estaba enferma por su forma de conducir, cuando los ojos de Cande miraron detrás de mí y su expresión se agrió. —Ay, diablos no. Dime que no es Paula coqueteando con mi hombre.

Estiré mi cuello hacia la pista. Benjamín y los otros miembros estaban en la pista esperando el espectáculo, mientras Paula le buscaba conversación a Benja.

—¿Tu hombre? —le pregunté a Cande.

—Pronto lo será. Es lo mismo.

—Paula coquetea con todos. No me preocuparía por ello.

Cande respiró profundamente que provocó que se abran sus orificios nasales. Paula, como si sintiera la vibra negativa de Cande, bloqueó nuestro paso. Nos dio su mejor saludo pagante.

—Haz algo —me dijo Cande. —Sepáralo de él. Ahora.

Me puse de pie de un salto y me dirigí hacia Paula. En el camino, elaboré una sonrisa. Para cuando llegué hacia ella, estaba bastante segura que se veía casi verdadera. —Ey —le dije.

—Oh, ey, Lali. Justo le estaba contando a Benja lo mucho que amo la música independiente. Nadie en esta ciudad jamás busca agrandar los proyectos. Creo que es muy bueno que él esté intentando lograr el éxito.
Benja me guiñó el ojo. Tuve que cerrar por un momento mis ojos para evitar rodarlos.

—Así que… —dije, luchando por llenar el espacio de la conversación. Ante el comando de Cande, había venido aquí, ¿y ahora qué? Simplemente no podía alejar a Paula de Benjamín. ¿Y por qué estaba yo aquí? Este era el asunto de Cande, no mío.

—¿Podemos hablar? —preguntó Paula, salvándome de tener que decir algo.

—Claro, tengo un minuto —dije. —¿Por qué no vamos a un lugar más calmado?

Como si leyera mi mente, Paula me agarró de la muñeca y me llevó hacia la parte trasera de la puerta y hacia el callejón. Después de mirar hacia ambos lados y asegurarme que estábamos a solas, ella dijo: —¿Mi papá te dijo algo sobre mí? Sobre ser una Nephil, quiero decir. Me he estado sintiendo muy graciosa últimamente. Cansada y con calambres. ¿Esto tiene que ver con un periodo menstrual extraño? Porque creo que ya pasé por eso.

¿Cómo se supone que le iba a decir a Paula que los Nephils de raza pura como sus padres raramente copulaban exitosamente, y cuando lo hacían, su descendencia era débil y enfermizos, y que algunas de las últimas palabras de su padre incluían una sombría verdad en la que Paula no viviría mucho tiempo?

En resumen, no podía.

—A veces yo también me siento cansada y con calambres —dije. —Creo que es normal…

—Sí, ¿pero mi papá no dijo nada sobre ello? —presionó. —Qué esperar, cómo copular, esa clase de cosas.

—Creo que tu papá te amaba y quería que sigas viviendo tu vida, no estresarla con todo este rollo de los Nephils. Él quería que seas feliz.

Paula me miró sin poder creerlo. —¿Feliz? Soy una cosa rara, ni siquiera soy humana. Y no pienses ni por un minuto que me he olvidado que tu tampoco lo eres. Estamos en esto, juntas —me dirigió un dedo acusador. Oh dios, justo lo que necesitaba. Solidaridad….con Paula.

—¿Qué es lo que realmente quieres de mí Paula? —pregunté.

—Quiero asegurarme que entiendas que si le das alguna pista a alguien que no soy humana, te quemaré. Te enterraré viva.

Me estaba quedando sin paciencia. —Primero que nada, si quisiera anunciarle al mundo que eres una Nephil, ya lo hubiera hecho. Y segundo, ¿quién me creería? Piénsalo. Nephil no es una palabra común en el vocabulario.

—Bien —bufó Paula, aparentemente satisfecha.

—¿Terminamos?

—¿Y qué pasa si necesito hablar con alguien? —persistió. —No es como si pudiese hablarlo con un psiquiatra.

—¿Eh…tu mamá? —sugerí. —Ella también es una Nephil, ¿recuerdas?

—Desde que mi papá desapareció, ella se ha rehusado a aceptar la verdad sobre él. Está convencida que él volverá, pero aún la ama, que anulará el divorcio y nuestras vidas volverán a ser como antes.

Cosas de negación, tal vez. Pero existía la posibilidad que Hank haya hecho una especie de truco a su ex esposa para que su mente se vea alterada luego de su muerte. Hank y su vanidad iban más allá. Él no quería que la gente vaya hablando mal de él, y hasta el momento no había sucedido. Nadie se había hecho la gran pregunta de qué había pasado con él, no había ni una sola historia de él en la ciudad. La gente, cuando hablaba de él, simplemente murmuraban:

—Qué sorpresa. Que su alma descanse. Pobre familia…

Paula continuó: —Pero él no volverá, está muerto. No sé cómo, o por qué, o quién lo hizo, pero no hay manera de que mi papá haya desaparecido a menos que algo haya sucedido. Está muerto, lo sé.

Intenté mantener mi expresión simpática, pero mis palmas empezaron a sudar de nuevo. Peter era la única otra persona en la Tierra que sabía que yo había mandado a Hank a su tumba. No tenía intención de agregar el nombre de Paula en la lista.

—No suenas muy triste por el tema —dije.

—Mi papá estaba metido en cosas malas. Se merecía lo que sucedió.

Pude haberme abierto hacia Paula, pero algo no se sentía bien. Su mirada cínica nunca dejó mi rostro, y tuve el presentimiento que ella sospechaba que yo sabía información vitar sobre la muerte de su padre, y su indiferencia era un acto para que yo hable.

No iba a caer en su trampa, y si esta lo era.

—No es fácil perder a un padre, créeme —dije. —El dolor nunca se va, pero eventualmente se hace soportable. Y de alguna forma, la vida continúa.

—No estoy buscando consuelo, Lali.

—Está bien —dije, encogiéndome de hombros. —Si necesitas hablar en algún momento, supongo que puedes llamarme.

—No tendré que hacerlo. Me estoy mudando contigo —anunció. —Llevaré mis cosas más tarde esta semana. Mi mamá me está volviendo loca y ambos acordamos que necesito explotar en otro lugar por un tiempo. Tu casa es el mejor lugar. Bueno, estoy contenta que hayamos tenido esta conversación. Si hay algo que mi papá me enseñó es que los Nephils se mantienen juntos.

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