domingo, 4 de mayo de 2014

Sin Límites: Ocho I

Retrocede, retrocede amigo

Llevamos cinco entrenamientos con las escobas como espadas, junto a Papá y Thiago. Hemos estado practicando en casa y en la playa, a modo de relajación y concentración, pero hasta ahora sigue siendo difícil no distraernos, cosa que enoja a Papá.
—¿Así que Ángela simplemente va a dejar la universidad por un tiempo? —pregunta, Thiago luego que le he contado la historia.
Rozo sus costillas con la escoba y él retrocede.
—Sip. Pero luego se tomará un tiempo sabático o algo así. Indefinidamente —digo.
—¿Pero qué hay de su propósito? ¿Eso sucede en Stanford, verdad?
—Ella no quiere hablar de ello. Es como si hubiese dejado de creer en ello, o ha decidido que no le importa o está muy ocupada enfocada en su bebé. —Me tropiezo y Thiago me golpea en el muslo—. ¡Au! ¡Oye, no golpees tan fuerte!
Se detiene y baja su escoba.
—Pero pensé que acordamos que no importaba la fuerza de…
Tomo ventaja de la situación y lo enfrento.
—¡Retrocede, retrocede, amigo! —grito y él ríe.
Logro desarmarlo, haciendo volar su escoba al agua. Él se hunde de rodillas, el final de mi escoba en su garganta. Sonríe, y alza sus manos en el aire. Es bueno verlo sonreír. Han sido unas semanas duras para él, estar solo en su casa vacía, constantemente recordando a su tío.
—Ríndete —digo.
—Prefiero morir antes —grita.
Luego se lanza sobre mí, cogiéndome por el medio y arrastrándome a la arena.
—No, detente —grito, luchando mientras él lanza una pierna sobre la mía—. ¡No me hagas cosquillas! No hay cosquillas en un entrenamiento. ¡Thiago! —Río sin poder evitarlo.
—Eso es suficiente —Papá dice de pronto.
Thiago y yo nos detenemos para mirarlo. Ambos nos habíamos olvidado que él estaba aquí. Thiago se aparta, se pone de pie y me ayuda. Papá le entrega su escoba.
—De nuevo —dice Papá.
—Sí que eres un sargento —bromeo—. Relájate.
—Esta no es clase de gimnasia —dice Papá con los ojos brillantes.
—Nunca fui muy buena en gimnasia —bromeo.
—Esto se trata de vida o muerte, Mar. Esperaba más de ti. Esperaba que lo tomes seriamente.
Me quedo mirando la arena. He estado tratando de no obsesionarme con mi imagen llena de sangre, pero es difícil.
—Ella lidia con la tensión haciendo bromas —dice Thiago—. Sabe que es algo serio.
El fuego abandona los ojos de Papá. Suelta el aliento.
—Lo siento —dice—. Tomemos un descanso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario